ColoColo salvó el punto, pero ahondando las dudas

En la víspera de su debut copero, el martes próximo frente a Atlético Nacional, el Cacique apenas pudo empatar 1 a 1 ante un O´Higgins que por largos minutos lo superó en toda la línea. El cuadro de Guede exhibe pocos recursos en ataque y defensivamente, sin Barroso, el equipo es un flan.

Fue, sin lugar a dudas, un empate con mal sabor de boca para ColoColo. No sólo porque, tras su derrota de la semana pasada, frente a Palestino, resignó dos nuevos puntos en calidad de local, lo que constituye un freno para sus aspiración eterna de campeonar, sino porque, en víspera de su debut en Copa Libertadores, el próximo martes frente al colombiano Atlético Nacional, en lugar de despejar las muchas incertidumbres que deja su juego, las profundizó.
Para decirlo pronto: si no es capaz de superar en su cancha a un O´Higgins más bien escaso en figuras, ¿cuáles pueden ser sus posibilidades frente a cuadros de mucha mayor jerarquía que los que plagan nuestra discreta competencia casera?

Se podrá argumentar que el gol rancagüino se produjo tras un grueso error de Suazo, que el central celeste Fuentes jugó varios minutos “de yapa” tras una violenta entrada en contra de Valdivia que sólo mereció amarilla, que Paredes estrelló un disparo en el travesaño y que hubo al menos un penal no cobrado en el área de O´Higgins (clara mano dentro del área tras media vuelta del “Mago”), pero nada de eso puede ocultar lo mal que a ratos jugó ColoColo, sobre todo en esa primera etapa en que el despliegue del rival, su anticipo constante, desnudaron su falta de argumentos ofensivos y la precariedad de su defensa.

No sólo eso: sin Barroso, que con su sola presencia ordena el fondo albo, ColoColo atrás es a ratos un flan que no da ninguna garantía de solvencia defensiva. Insaurralde cumplió, pero sin mostrarse nunca como ese último hombre que sirve de rueda de auxilio al resto. Menos ahora que Zaldivia, sin su habitual compañero de zaga, exhibe flaquezas que antes disimulaba. De partida, perdió varios balones en la salida que pudieron traer más de una consecuencia.

O´Higgins, en cambio, lo hacía todo mucho más simple, más fluido y, sobre todo, más directo. Se paraba mejor que ColoColo, al punto que, aquel que llevaba la pelota, siempre tenía varias alternativas de descarga. Los hombres celestes llenaban mucho mejor la cancha que un cuadro albo que, para colmo, tenía nuevamente en un mal momento futbolístico a Valdivia.

El “Mago” algo mejoró en el segundo tiempo, pero su primera etapa fue muy deficiente. Preocupado más de reclamar que de jugar, parecía como que se empecinaba en encarar defensores rivales para que el pito Andaúr viera lo mal que lo trataban. La consecuencia es que, con eso, perdía milésimas de segundo preciosas para la sorpresa y el retardo lo pagaban Rivero y Orellana, que necesitan ser abastecidos para transformarse en factor de ataque.

Ninguno de ellos tiene la habilidad suficiente para superar defensores con un dribling, mucho menos si los espacios son reducidos. Y O´Higgins, aparte de reducirlos bien, mostraba una transición rápida entre defensa y ataque que mostraba feble a un ColoColo al que de poco le servía tener como hombres de corte a Baeza y Carmona.

Pasados los primeros minutos, en que el Cacique pareció que mandaba, O´Higgins, no sólo equilibró, sino que por largos momentos superó a un ColoColo que se veía evidentemente incómodo por no poder salir y luego llegar con combinaciones precisas al área rival.

Ya el trámite era celeste cuando Suazo cometió el error de perder un balón en la salida. Lo anticipó Márquez, la pelota le cayó a Oroz que, con rápido toque, dejó solo a Mazzola, que remató violento y bajo anulando el cierre que tardíamente intentó Campos.

O´Higgins controlaba tan bien a ColoColo que, recién en el minuto 39, tuvo que trabajar Pinto. Y sólo tras un tiro libre a la entrada del área que, servido por Baeza, se colaba en un rincón alto. Es decir, la oportunidad de anotar sólo llegó a través de una pelota muerta.

Como ocurriera la semana pasada, frente a Palestino, Guede decidió que con lo que el equipo estaba produciendo no podía seguir manteniendo en el banco a hombres que han resultado vitales, como Valdés y, sobre todo, Paredes. El segundo tiempo lo afrontó con el “Pajarito” ingresando por Suazo y el goleador por Baeza.

Y ya fuera porque O´Higgins le regaló la cancha para intentar el contragolpe, o porque como sea los recién ingresados poseen un peso específico que es imposible de soslayar, ColoColo al menos pudo tener más la pelota y con ello comenzar un acercamiento al gol mucho más constante de lo que hasta allí había tenido.

El problema es que cada contra rancagüina hacía temblar la estantería alba. Con mucho espacio que patrullar, y con rivales que se le aparecían por todos lados, tuvo que surgir Orión para ahogar un par de veces el grito de gol celeste. En su empeño por matar o morir, ColoColo lo estaba arriesgando todo.

Es que no tenía otra. Una nueva derrota era fatal para la confianza que necesitará el próximo martes frente a un rival ciertamente mucho más calificado que el que ahora tenía al frente.

Y aunque por cierto ColoColo llegaba mucho más con su “equipo pesado”, tampoco era que a Pinto lo hubiera agarrado a pelotazos. Tuvo ocasiones, claro, como ese remate de Paredes que reventó el travesaño entrando absolutamente destapado por el centro; o esa zurda de Opazo ante la cual el meta rancagüino tuvo que exigirse a fondo. En otras palabras, el dominio territorial que ejercía el Cacique no se traducía en una gran cantidad de ocasiones de gol.
No sin problemas, y a ratos cierta angustia, O´Higgins sacaba bien el partido adelante y atesoraba esa ventaja mínima conseguida en el primer tiempo. ColoColo no tenía mucho desborde para abrir la cancha y la pared precisa tampoco es muy abundante en su repertorio para vulnerar a una defensa bien plantada y bien cerrada.

De hecho, el gol del empate llegó cuando se pensaba que la mejor producción ofensiva alba ya había pasado. Y gracias a una de las pocas desconcentraciones que tuvo la defensa de O´Higgins. El “Pajarito” intentó meter un balón al área, hubo un rebote y el cabezazo de Carmona dejó solo a un Zaldivia que aprovechó que todos estaban preocupados de Paredes, Rivero o el “Mago”. El defensor sólo tuvo que tocarla para superar el tardío achique que intentó Pinto, absolutamente sorprendido de la distracción de su defensa.

Como era de esperar, ColoColo perseveró en su ataque a la búsqueda de un triunfo tan rehabilitador como reconfortante para lo que viene. Pero sin claridad. Hasta se diría que con poca convicción y mucho menos fútbol.
En esos minutos finales, fue incluso O´Higgins quien pudo desnivelar. En una nueva contra, Muñoz desbordó por la banda izquierda y su centro cruzó el área chica sin que al empalme pudiera llegar Mazzola.

Se jugaban los descuentos y el gol habría sido un nuevo balde de agua fría, tras lo sucedido la semana pasada, ante Palestino.

La conclusión, sin embargo, es la misma de la fecha anterior frente a lo que viene: jugando así como lo está haciendo, ColoColo no tiene mucho que hacer frente a un cuadro colombiano que tiene fútbol y jugadores para desnudar las muchas falencias que semana a pasada viene evidenciando el Cacique.

PORMENORES
Torneo Nacional. Cuarta fecha.
Estadio: Monumental.
Público: 24.427 Espectadores.
Arbitro: Cristián Andaúr.
COLO COLO: Orión; Zaldivia, Insaurralde, Campos; Opazo, Carmona, Baeza (46´Paredes), Suazo (46’ Valdés); Valdivia; Rivero, Orellana (62’ Berríos).
O´HIGGINS: Pinto; Acevedo, Fuentes, Osorio; Márquez, Oroz (82’ Sepúlveda), Vera, Cereceda; Fernández (90+2’ Hormazábal); Acosta (86’ Muñoz) y Mazzola.
Goles:Mazzola a los 34’ para O´Higgins y Zaldivia a los 80’ para ColoColo.
Tarjetas amarillas: en ColoColo, Zaldivia y Valdivia; en O´Higgins, Pinto, Osorio, Fuentes y Cereceda.