El “autogol” de Alexis en el Arsenal: la lección de juego limpio que se perdió el crack

En un mundo tan mediático como el nuestro, Alexis representa el paradigma del éxito y la admiración común para los seguidores del fútbol y aquel hetereogéneo público que busca identificarse con algún modelo –de vestuario, de pensamiento, de comportamiento, lo que sea- que le proyecte en sus sueños y, de pronto, también anestesie sus carencias cotidianas.

La imagen del niño pobre desprovisto de padre que saltó del desierto inhóspito al éxito multimillonario en Europa ya está enraízada en nuestra cultura popular con una potencia incontrarrestable fomentada por su magnífica carrera deportiva y aquella fantasía de comarca provinciana que nutre las redes sociales.

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Sánchez con sus perros permanentes y sus novias efímeras encabezan el minutaje de la pantalla y nadie queda indiferente cuando el “Niño” maravilla al mundo con sus goles por el Arsenal, donde ya suma 17 como el mejor anotador de la Premier League –un registro realmente histórico- y los principales clubes europeos pugnan por aprovechar su desencanto del equipo y su ambición de un contrato supermillonario para cambiar de camiseta. En rigor, hoy el Milan, Juventus, París Saint Germain y el Atlético de Madrid convergen en una subasta donde la postura mínima alcanza los 50 millones de euros…

El tocopillano luce por igual sus músculos que su devoción pueblerina por Tocopilla, adonde llega cada Navidad con un camión cargado de juguetes para regalar a destajo a aquellos niños que sueñan con salir del puerto impulsados por una pelota y un par de botínes mágicos…

Alexis se preocupa de lo que reflejan los medios y sus asesores se empeñan de que su perfil intachable no sufra distorsiones por un gesto o frase destemplada o alguna bella mujer despechada que rompa los parámetros de la discreción establecida.

Sin embargo, los dos goles anotados ante el modesto Hull City en la liga inglesa pudieron catapultarle aún más arriba en el Olimpo reservado por la idolatría nacional. En el primero, Alexis convirtió con la mano y el árbitro ignoró una situación que no pasaron por alto los diarios de Londres, donde el 7 de la “Roja” no es intocable ni parece exento del paternalismo severo de su técnico Míster Wenger.

Alexis lo gritó como siempre, se abrazó con sus compañeros igual que de costumbre y se fue a la intimidad del vestuario con la sonrisa habitual. Esta vez, sin embargo, el crack desaprovechó una inmejorable oportunidad de trascender al fútbol y darle un valor agregado a su fantástica trayectoria: es probable que el ejemplo de un Alexis reconociendo en el momento que el gol fue anotado de forma ilícita con la mano –sí, como el vilipendiado Maradona, ante los británicos- se hubiera transformado en la mejor campaña de la historia para transmitir los valores del fútbol a los millones de niños y jóvenes que imitan desde sus dichos hasta el corte de pelo.

Esa frase y ese gesto –“el gol fue con la mano, referi”- bastaban para consagrar la honestidad, la limpieza deportiva, el respeto al rival, así como el desprecio al engaño y al juego sucio en una cancha, instalando a Alexis en la memoria colectiva de los chicos que en Chile acaso no siempre asimilan la carga valórica de un juego colectivo tan popular.

Notables escritores argentinos como Osvaldo Soriano y Eduardo Sacheri, entre otros, nos convencen en su atrapante literatura que el fútbol es una parábola de la vida y que una cancha constituye una escuela entrañable, donde se asimilan la solidaridad, el sacrificio, la responsabilidad, la fuerza y el respeto que después exige la dura cotidaneidad.

En rigor, quizás sólo el tiempo le enseñe a Alexis que aquellos goles que no fueron –como el suyo en el Arsenal- también pueden alcanzar una importancia superlativa en el instransable mercado de aquellos “valores” del juego limpio que enseñan a caminar a los niños en la vida real…