La última tomadura de pelo del Ministerio de Justicia

Tras casi dos años de acuciosa y exhaustiva investigación a la ANFP, los “Sherlock Holmes” de la cartera descubrieron lo mismo que sabía hasta el gato que espanta los ratones en el Palacio de Quilín. ¿Para decirnos eso, muchachos, gastaron recursos fiscales y ocuparon cientos de horas-hombre?

El Ministerio de Justicia nos ha dado otra prueba de lo chacotero que se ha vuelto este país, otrora tal vez más pobre, pero mucho más serio y digno.
Según consigna el «Decano», en su edición del miércoles 17 de mayo, el subsecretario de la cartera, Nicolás Mena, dio a conocer el sesudo análisis de las irregularidades detectadas durante el tristemente célebre período del prófugo de la justicia, Sergio Jadue.
Después de exactamente veinte meses de devanarse los sesos y quemarse las pestañas, los avispados funcionario del Ministerio de Justicia descubrieron tres irregularidades que, dadas a conocer, obligaron a parar las prensas de los periódicos nacionales y seguramente provocaron apresuradas reuniones a todo nivel, digamos desde La Moneda hacia abajo, pasando por la sacrosanta FIFA, la Conmebol, ministerios relacionados y, por supuesto, en la propia ANFP, donde seguramente sus más altos personeros caían como vulgares sacos de papas al piso, pero no de sorpresa, sino más bien de la risa.
Sí, de risa. Pero para qué vamos a ir con cuentos, también de alivio.
El escaso público presente en el Palacio de Quilín, periodistas del área y uno que otro despistado, al escuchar las estruendosas carcajadas provenientes desde la sala de directorio deben haber pensado que, una vez más, algún astuto canal de televisión repetía la última rutina del “Bombo” Fica.
¿Qué decía el farragoso y trascendental informe emanado del ministerio? Que Jadue, al igual que sus pillines acompañantes de su directorio, habían cobrado a la mala sueldos que no les correspondían, por tratarse la ANFP de una Corporación de Derecho Privado sin fines de lucro. Que todos, con el dolor de su corazón y los ojitos llenos de lágrimas, habían devuelto los irregulares emolumentos. Todos, menos por cierto Jadue, para quien los más de 90 millones de pesos mal habidos deben haber sido una bicoca en relación a otros botines mucho más sustanciosos e igualmente desaparecidos.
Pero el informe no paraba allí: dejaba en claro, además, que Jorge Sampaoli, ex director técnico de la Roja y claramente otro pájaro de cuentas, había cobrado un bono anómalo por derechos de imagen y asesorías al INAF (Instituto Nacional del Fútbol), por la simpática suma de 200 mil dólares.
Por último, que en el colmo de las frescuras, se había detectado un pago de 125 mil dólares de la ANFP a los abogados estadounidenses que se encargaron de la defensa de Jadue.
¿Los funcionarios del Ministerio de Justicia son unos incipientes humoristas? ¿Son unos ineptos de marca mayor, frescos redomados o una tropa de imbéciles que piensan que nosotros, sufridos chilenitos, aún hoy seguimos dispuestos a tragarnos cualquier estupidez, las más groseras falacias? ¿Creen, acaso, que la ira contenida de un pueblo, su creciente rechazo a todo el aparato social, político y económico que nos han inconsultamente diseñado e impuesto durante todos estos años de “post dictadura” es fruto de un capricho, de un simple berrinche?
Clase gobernante y opositora a esa clase hoy gobernante, políticos de todos los colores y raleas, ubíquense. Tengan claro, de una buena vez, que estamos hartos ya de todos ustedes. Aburridos de que entre ustedes se arreglen de lo más bien la vida mientras el ciudadano común debe sufrir día a día el Transantiago, ver cómo lo esquilman impunemente las isapres, las AFP, los bancos, las empresas de servicios, el “retail” y un largo etcétera. Cómo delincuentes de cuello y corbata se coluden para expropiarnos por años con los pollos, los medicamentos y el papel higiénico sin que les salga ni por curados, mientras otros “patitos malos” de similar calaña evaden impuestos en grande recurriendo a todo tipo de artimañas, en obscena oposición a ese modesto almacenero de barrio al que le clausuran el boliche por una semana por el grave pecado de no haber dado boleta por una venta de 300 pesos.
Este pronunciamiento del Ministerio de Justicia es lo más parecido a una tomadura de pelo.
¿Para llegar a estas conclusiones gastaron recursos fiscales y ocuparon (suponemos) cientos de horas-hombre?
¡Por favor…! Si las sinvergüenzuras de Sergio Jadue, de sus adláteres y sus cómplices, tanto activos como pasivos, las conocíamos todos. Desde el tipo que lee diariamente periódicos o busca noticias en la web hasta aquel que deja displicentemente que su vida transite por el limbo mientras en el Metro escucha reggaetón en el Iphone que es el último grito de la moda. Desde el catedrático universitario a aquel que, sumido en la más devastadora de las ignorancias, suple su analfabetismo poniéndole oído a todo tipo de copuchas.
Las pilatunadas de Jadue y sus boys, señores burócratas, las conocía hasta el gato que espanta los ratones en el Palacio de Quilín.
Lo curioso es que el Ministerio y su tropa de “Sherlock Holmes” nunca investigó el caso del abogado Marcelo Sanfeliú, también financiado con platas de la ANFP para representar a miembros del directorio o cercanos de Jadue ante la Fiscalía y la PDI porque, al parecer, también llevaban velas en este entierro: Cristián Varela, Alex Kiblisky, Jorge Fistonic y Jaime Baeza.
Según explicó Nicolasito Mena, subsecretario de Justicia, porque eso se supo después que la investigación había partido. Y es entendible, según creemos nosotros. No es broma ampliar una investigación de esa acuciosidad y calibre allegando más antecedentes a los que ya se habían conseguido como quien entra en las inasibles bóvedas de Fort Knox.
El “Decano”, en la bajada de la nota, apunta que al respecto el Ministerio de Justicia “le dejó tarea a la ANFP”. En otras palabras, que ellos vean si es necesario seguir escarbando para seguir sacando a la luz más podredumbre. Dicho más claro aún: que se investiguen los mismos que, en todos estos años, se hicieron los locos y miraron para el lado o para el techo.
Porque, señores del Ministerio, Sergio Jadue jamás fue un ET descendido de alguna lejana galaxia que llegó solito, se hizo elegir solito presidente del fútbol profesional chileno y también solito se llevó la plata en camiones. Sus inagotables frescuras eran conocidas y alcahueteadas por todos, simplemente porque la indiferencia y el silencio cómplice tenían un precio nada de desdeñable mientras los accionistas de las Sociedades Anónimas Deportivas siguieran contando billetes y quedándose con ellos mientras juraban y re juraban que esos recursos iban a ir al “Fútbol Joven”.
¿Dónde fueron los aproximadamente 42 millones de dólares que, se calcula, iban a fortalecer el desarrollo de las series menores, esos jugadores cadetes destinados, más temprano que tarde, al recambio de los actuales cracks de los cuadros de Primera y, mejor aún, de la Roja?
El gigantesco latrocinio de que fue víctima el fútbol chileno fue obra de todos. Ciertamente, de los que mandaban. Pero también de aquellos que, habiendo tasado de sobra a Jadue tras su primer período, siguieron apoyándolo incondicionalmente y aplaudiendo cada una de sus decisiones.
Como todos ellos hoy siguen tan campantes, y más aún, conformando el actual directorio, sería como pedirles peras al olmo que esclarecieran lo que fue la sugerencia del exhausto Ministerio de Justicia. Mucho menos si entre ellos hay amigos del alma, como ese ubicuo Cristián Varela, rey de los conflictos de intereses, pillo de siete suelas que hasta hoy sigue representándonos en la FIFA.
También, creemos, sería pedirle peras al olmo que el Ministerio de Justicia hiciera de verdad su pega y, tras llamar a la dirigencia de la ANFP, les preguntara cómo y por qué en todos estos años de triste registro se han deglutido a la Federación Chilena de Fútbol, el ente superior que murió sin que nadie se enterara y al cual, hasta hoy, siguen sin dedicarle ni un miserable responso.
Legión de candidatos a las presidenciales: incluyan este tema del fútbol en sus respectivos programas de Gobierno. Les damos el consejo gratis, sin cobrarles nada por la asesoría. Ya sé que a ustedes, como a todos los que mandan o pretenden mandar, el deporte les importa un rábano, como no sea para mostrarse, sacar ventajas y sumar eventuales adherentes. Pero no lo desdeñen. Lo decimos más que en serio.
Después de todo, y aunque este país sedentario está lejos de ser futbolizado, igual vibra de tanto en tanto con la Roja. O se entusiasma con el actual momento de la U tanto como se tira los pelos con el que vive Colo Colo.
Creemos que Guillier se puede interesar. Después de todo, a él, como hincha albo, también le usurparon Colo Colo. No sabemos, en cambio, los gustos peloteros de Carolina Goic, José Manuel Ossandón, Felipe Kast y el otro Kast, cuyo nombre de pila no recuerdo porque no marca nada en las encuestas. Menos las inquietudes deportivas de MEO o la Beatriz Sánchez.
El que seguramente va a poner los ojitos blancos de emoción es Sebastián Piñera.
Porque si bien el ex Presidente fue uno de los “cerebros” de la ley que creó las Sociedades Anónimas Deportivas, que dicho sea de paso han resultado nefastas y todo un fiasco, es todo un camaleón cuando se trata de vender la pomada.
Y no lo decimos porque mantenga su fortuna en paraísos fiscales para no pagar impuestos en el mismo país que pretende de nuevo gobernar. Tampoco porque haya comprado “empresas zombies” para declarar pérdidas y seguir evadiendo impuestos en ese país que tanto quiere.
Lo decimos porque, siendo hincha de Universidad Católica, después se declaró albo hasta los huesos, pasando por un breve coqueteo con Wanderers. Tipos con ese corazón son siempre receptivos a los buenos consejos.