Propuesta de Selección

Escribo esta columna suponiendo que la FIFA nuevamente no hará lo que corresponde y no sancionará de oficio a Colombia y Perú, por el arreglín encabezado por Falcao en su último partido eliminatorio. Espero equivocarme. 

Escucho y leo a otros periodistas chilenos, quienes sostienen que sería “indigno” que la ANFP presentara un reclamo al respecto, que quedaríamos como los “llorones” de Sudamérica. Desde mi humilde perspectiva, siempre me ha importado poco el qué dirán y me mueve mucho más la justicia. Creo que lo indigno, y principalmente cobarde, es arreglar un resultado deportivo, y mucho más grave en la forma groseramente gráfica en que se hizo.

La trampa, que perjudicó directamente las opciones de Chile, no es vinculante con el “Caso Cabrera”, y tampoco es responsabilidad de Chile por encontrarse en la posición en que se encontraba. Eso es echarle la culpa al empedrado y absolver a quien lanzó el piedrazo. Dicho esto, y esperando que la ANFP, la Conmebol y la FIFA no se queden finalmente de brazos cruzados, escribo la siguiente propuesta desde las áridas y desoladas tierras de la eliminación:
El final de la “Generación Dorada” de la Selección Chilena (2007-2017) no nos devuelve al barro. Hay muchas cosas que corregir y mejorar, pero quedan los cimientos y el legado de que se puede salir a ganar en cualquier país, frente a cualquier equipo, y que se pueden obtener no sólo resultados, también copas y prestigio. El final de un ciclo no significa el final de todo ni partir de cero. El piso y el techo ya son otros, mucho más elevados, y lo que procede es una transición, pero siempre intentando mantener un equipo serio y competitivo para obtener buenos resultados en partidos y torneos amistosos durante el 2018. Ojalá conservar buenas posiciones en el Ranking FIFA y competir con altura de miras en la Copa América 2019, título que debemos defender.
Lo que viene pronto es la posible Copa Artemio Franchi –que disputarían los actuales campeones y subcampeones de América y Europa- y probablemente, la invitación de varias selecciones de alto nivel que quieran preparar su participación en el Mundial de Rusia, midiéndose con La Roja.
Mi propuesta se basa en mantener una columna vertebral que ya se quisiera cualquier equipo en el mundo, estructurada por Claudio Bravo, Gary Medel, Charles Aránguiz y Alexis Sánchez. Son jugadores que pueden rendir cuatro años más a alto nivel o, al menos, darle gran impulso a un nuevo proceso. Se trata, además, de ídolos, ejemplos, líderes y espejos para sus eventuales nuevos y más jóvenes compañeros. Aprovechémoslos. Que se les pague un sueldo si es necesario, para que asuman su rol con responsabilidad y con el reconocimiento que merecen. Que transmitan su experiencia, madurez y trayectoria, para que no volvamos a caer tan feo. Jugadores presentes en las últimas nóminas como Paulo Díaz, Albornoz, Maripán y otros que asoman con talento sobresaliente como Carreño de Everton; Galdames y Aránguiz de Unión Española; Kusevic y Vargas de Universidad Católica; Arancibia de la U, y Opazo de Colo Colo, quienes proyectan una nueva Selección Chilena que, conducida en forma seria y rigurosa, puede ser protagonista en las próximas Copas América y clasificatorias.
¿Arturo Vidal? Si bien parecen quedarle varios años rindiendo al máximo y ha jugado partidos épicos por Chile, aun estando desgarrado o con fiebre, debemos limitarnos a agradecerle y, una vez retirado, protegerlo de sus vicios y emociones, para que no sufra el triste devenir de tantos ex futbolistas históricos. Lamentablemente, se ha convertido en la manzana podrida y ningún técnico que pretenda iniciar un proceso sano podrá con su indisciplina. Vidal vive en una nube tóxica de la que no pretende bajar, mucho menos alentado por un entorno de “amigos” dispuestos a echarse la culpa ante cada escándalo protagonizado por el jugador, cada vez que viene a al país, con tal de vivir inolvidables jornadas de desborde en el casino, la disco o el hipódromo.
En cuanto al director técnico, estos diez años demostraron que debemos jugar siempre de manera osada, pero humilde, con el hambre de Bielsa y el «amateurismo» de Sampaoli, y que nuestro único camino al éxito es el sacrificio máximo, el látigo permanente y la concentración absoluta. Como manifesté en una columna anterior, seré agradecido de Pizzi cada vez que recuerde y revise los partidos de la Copa Centenario y el baile a Portugal en la Confederaciones (algunos me dicen “pero si empatamos a cero”, y les contesto que en penales ganamos 3-0, porque sometimos de tal forma a Cristiano Ronaldo y compañía durante el juego, que condicionó psicológicamente la tanda desde los 12 pasos).
Pero, tristemente, quedó claro que necesitamos un DT aprensivo y que en todo momento recuerde a nuestros futbolistas las motivaciones propias que, como en los últimos enfrentamientos contra Paraguay y Bolivia, tantas veces olvidan. Debemos aceptar, si queremos mantenernos en el primer mundo futbolístico, que ningún técnico chileno, salvo Manuel Pellegrini, está capacitado para asumir la misión. Que empiece a circular el nombre de Mario Salas, un entrenador en (de)formación, preso de una soberbia delirante, me parece chacota digna de memes. El hombre más indicado sin duda es Bielsa, y en él y en Pellegrini se reducen las posibilidades Clase A, pues ni Mourinho, ni Guardiola, ni Simeone, ni ningún otro Top Ten va a venir. Berizzo quizás podría resultar, pero está varios peldaños más abajo y ya sería en calidad de apuesta.
Es momento de pensar muy bien la jugada si queremos llegar a Qatar 2022 con algún destello de la reciente ilusión mutilada. La ciencia aplicada al deporte y la tecnología ya están siendo introducidas al fútbol en Japón, Estados Unidos y Europa. Alemania ya es una verdadera fábrica de jugadores seleccionables y en internet podemos ver entrenamientos de sus equipos formativos femeninos, muchos más evolucionados que los de nuestra propia Selección Nacional Adulta. Esto hace prever que en Latinoamérica quedaremos varios pasos atrás frente a las potencias europeas, quizás durante largas décadas, por lo que el Mundial 2022 tal vez sea la última opción de competir en mucho tiempo.