Un rival de cuidado

Rusia no ha logrado estar a la altura de la Unión Soviética, pero sigue siendo un rival de cuidado. Es el mejor examinador que podía tener la Roja de cara a su cercano debut en la Copa Confederaciones.

Una escuadra que siempre ha prometido más de lo conseguido.

Es el sino de la selección rusa que este viernes probará a la Roja a nueve días de su debut en la Copa Confederaciones.

Desde su época soviética -cuando compartían en la cancha rusos, ucranianos, georgianos, bielorrusos y armenios- que se espera que la riqueza técnica y la velocidad de sus jugadores cuaje en un logro mayor.

En los mundiales adultos, no han pasado del cuarto lugar en Inglaterra 1966. A nivel sub 20 se llevaron el primer mundial jugado en 1977. En la Eurocopa tienen un título en 1960 y tres subcampeonatos en 1964, 1972 y 1988. En los Juegos Olímpicos, dos medallas de oro en 1956 y 1988.

A algunos les parecerá bastante, a otros no, sobre todo si se considera que llegó a contar con una población de 293 millones de personas y evidentes cualidades innatas para el buen fútbol.

Lo cierto es que desde 1992, cuando disputó su primer partido como Rusia las cosas no han andado bien. Lo único recordable es el récor de cinco goles en un mismo partido mundialista, anotados por Oleg Salenko en la victoria 6-1 contra Camerún, lo que no evitó su eliminación en primera ronda. Sus tres apariciones mundialistas terminaron igual, de vuelta a casa en primera ronda.

Tan desalentador ha sido el derrotero que hasta en la banca hubo un minuto en que rompieron con su tradición de entrenadores locales. Entre 2006 y 2015 probaron con los holandeses Gus Hiddink y Dick Advocaat, primero, para rematar con Fabio Capello, que al menos consiguió llegar a Brasil 2014. Todos tipos ganadores y que han hecho escuela por donde han pasado, menos en Moscú. Frustrados por tan poco brillo, ahora retornaron a sus raíces con el ex portero Stanislav Tcherchesov, pero ningún ruso se atreve a apostar por un buen desempeño en el mundial que se jugará el próximo año en casa.

La única generación algo meritoria fracasó en su intento por llegar a Sudáfrica 2010, lo cual sorprendió a medio mundo considerando que en el ataque tenía a tipos de nivel como Arshavin, Pavliuchenko y Pogrebnyak, que se lucieron en importantes ligas europeas.

El actual equipo mantiene a algunos sobrevivientes de Brasil 2014, como el portero Akinfeev, el zaguero Kombarov, los volantes Zhyrkov, Glushakov y Samedov, y el atacante Kanunnikov.

El resto es resultado de la búsqueda todavía poco alentadora hecha por el técnico para conformar una escuadra que sea al menos un digno anfitrión el año entrante.

Pero aunque el panorama no es óptimo, la Roja no puede descuidarse. Estos eslavos ya nos fueron casi imbatibles en la era soviética y mantienen un estilo complicado.

En declaraciones hechas en la víspera, el entrenador ruso dijo que ha estudiado a fondo a Chile y que su equipo -63° en el ranking FIFA- entrará con todo para equilibrar un duelo contra el dos veces campeón de América y 4° en el mismo escalafón.

En marzo jugaron de igual a igual con una actual potencia mundial, como Bélgica, y sacaron en la agonía un emocionante empate 3-3.

El último amistoso ruso contra Hungría -jugado esta semana y transmitido en Chile- mostró a un equipo que mantiene cualidades de la escuela clásica: buen trato al balón, dinámica, velocidad y uno que otro habilidoso capaz de zarandear defensa, como el atacante Smolov. Ganó fácil 3-0 y demostró que es un rival de cuidado. Estructurado a partir de tres centrales y dos laterales volantes, los rusos saben salir rápido y sorprender en contragolpe. Lamentablemente no estarán tres tipos fundamentales como son los mediocampistas Shatov y Dzagoev y el goleador Dziuba. En duda, pero posiblemente ausente para permitir su total recuperación, está el defensa Kombarov.

Para Chile será un muy buen apronte para la Copa Confederaciones. Podría ser incluso un conocimiento trascendente si la Roja supera la primera fase y le toca encontrarse después con el rival de este viernes.

Que el retorno a Moscú, 44 años después de aquel mítico 0-0 en noviembre de 1973, logrado con todo el equipo colgado del arco, tenga un mejor sabor.