Yo lo viví: La noche mágica de Marcelo Salas

Imagen del autor

Por Julio Salviat
Actualizado el 9 de octubre de 2023 - 12:19 pm

Estuve en todos los duelos de Chile con Perú por las clasificatorias mundialistas. Y si tengo que elegir el que más me gustó, voto por el de hace 26 años, en otro 12 de octubre, cuando La Roja goleó 4-0 y se puso a las puertas del Mundial de Francia 98.

Por JULIO SALVIAT / Fotos: ARCHIVO

Desde 1973 se vienen encontrando Chile y Perú por Clasificatorias mundialistas. Diez veces se encontraron en Santiago, otras tantas en Lima y una en Montevideo.

Vi todos los encuentros que La Roja jugó como local, empezando por aquel inolvidable 2-0 de 1973, que sirvió para remontar el 0-2 de Lima (dos goles de Hugo Sotil) y forzar la definición que Chile inclinó a su favor en el Centenario. Sergio Ahumada y Julio Crisosto fueron los héroes en el Nacional. Francisco Valdés y Rogelio Farías dieron la alegría en Uruguay.

Fui testigo de la puñalada que le clavó Juan José Muñante a Adolfo Nef en el arco sur del Nacional, en 1977, que significó el 1-1 y derivó en la eliminación de Chile para el Mundial de Argentina. Y también la de Juan José Jayo a Nelson Tapia, en el 2000, que se sumó a otras que hicieron inalcanzable la cita a Corea-Japón.

El resto fueron puras alegrías, porque -hay que tocar madera- Perú nunca pudo ganarle partidos clasificatorios a Chile jugando en nuestros pastos. Por supuesto que estaba en la tribuna de prensa en el Estadio Nacional cuando se produjo el drama de Eusebio Acasuzo, el joven arquero que se encargaba de cuidar las redes incaicas. A los 25’, lo cambiaron después de haber recibido tres goles con remates atajables. La Roja ganó 4-2 esa tarde.

El 2003 me alegré con el cabezazo de Arturo Norambuena que rompió el 1-1 para transformarlo en victoria en Ñuñoa. El 2007 aplaudí las anotaciones de Humberto Suazo y Matías Fernández para un lucido 2-0. El 2011 de nuevo hubo emociones diversas hasta que “Chupete” liquidó el asunto con un penal que dejó 4-2 el marcador. El 2016 y el 2020 se repitieron los triunfos chilenos con un héroe exclusivo: Arturo Vidal hizo los dos goles en el 2-1 y los otros dos en el 2-0. Y se perderá el de este jueves.

Pero si tengo que elegir un partido de este particular duelo que en un tiempo se llamó el Clásico del Pacífico, elijo el de la noche del 12 de octubre de 1997. No sólo porque es aniversario de ese rotundo 4-0, sino por la calidad del juego y la importancia del resultado.

Había más de 75 mil personas esa noche en el coliseo ñuñoíno y la tensión era inmensa. En la tribuna oficial, el presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle no disimulaba el nerviosismo al lado de Marta Larraechea, su esposa.

Se jugaba la penúltima fecha, un empate dejaba a Perú en posición casi inalcanzable, con tres puntos de ventaja, y Chile presentaba ausencias importantes. No jugaba Iván Zamorano, lesionado, igual que otros dos delanteros del plantel: Sebastián Rozental y Fernando Vergara. Y, además, estaban suspendidos otros dos titulares: Javier Margas y Cristian Castañeda.

Nelson Acosta confesó años después que en ese momento se arrepintió de no haber convocado a Ivo Basay, que jugaba en Francia, pero que apechugó como siempre. En la plaza de “Bam Bam” ubicó a Rodrigo Barrera; para reemplazar a “Robocop” y a “Scoobi Doo” puso a Fernando Cornejo y Miguel Ponce. “El Pelao” movió algunas piezas y dejó una formación equilibrada y ofensiva.

Del resto se encargó Marcelo Salas.

En esas clasificatorias, Chile contó con la que en su momento era la mejor pareja de ataque del mundo: la dupla “Za-Sa”. Curiosamente, la mejor actuación de cada uno fue cuando no estuvo su “partner”. Iván Zamorano se lució contra Venezuela, sin Salas al lado, en un partido en el que convirtió cinco goles y malogró un penal. Y para el “Matador”, sin Zamorano como acompañante, ésta fue su mejor noche.

Catorce minutos duró el nerviosismo. Barrera recibió un pase profundo de Cornejo, enganchó junto a la raya de fondo y envió un centro que Salas cabeceó con finura. Poco antes de que terminara el primer tiempo ya había seguridad de que Chile sería ganador: Flavio Maestri estrelló dos remates consecutivos contra el mismo palo.

Estaba por cumplirse el cuarto de hora del segundo tiempo cuando La Roja aseguró la victoria: un córner servido por Marcelo Vega y mal rechazado por el arquero Julio César Valerio le permitió a Pedro Reyes (foto principal) aplicar un puntete demoledor.

Con el dos a cero y el estadio cantando, Chile lució su mejor juego y Marcelo Salas exhibió todas sus virtudes hasta llevarse la pelota para su casa. Primero, al capitalizar una mala entrega de José Soto a su arquero, y después -a un par de minutos del pitazo final- al aprovechar un pivoteo de Juan Carreño para liquidar con toque sutil.

A Chile le bastaba un triunfo más para ir a Francia 98. Y lo consiguió días después ante Bolivia.

La noche del 12 de octubre de 1997, la gran figura del 4-0 sobre Perú fue Marcelo Salas, anotando tres goles.

 

PORMENORES

Clasificatorias Francia 98, fecha 17.

Estadio: Nacional, Santiago.

Público: 74.253 espectadores.

Árbitro: Márcio Rezende de Freitas, de Brasil.

Chile (4): Nelson Tapia; Francisco Rojas, Pedro Reyes, Ronald Fuentes, Miguel Ponce; Fernando Cornejo, Clarence Acuña, José Luis Sierra, Marcelo Vega; Rodrigo Barrera y Marcelo Salas. DT: Nelson Acosta. Cambios: 46’, Nelson Parraguez por Ponce; 51’, Víctor Castañeda por Vega; 72’, Juan Carreño por Barrera.

Perú (0): Julio Balerio; Nolberto Solano, José Soto, Juan Reynoso, Percy Olivares; Juan Jayo, Jorge Soto, José Pereda; Roberto Palacios, Flavio Maestri y Luis Carty. DT: Juan Carlos Oblitas. Cambios: 60’, Julinho por Carty y Julio Rivera por Pereda; 78’, Pablo Zegarra por Palacios.

Goles: 14’, cabezazo, 83’ y 89’, Marcelo Salas; 61’, Pedro Reyes.

Tarjetas amarillas: Castañeda, Salas, Parraguez y Acuña (CH); Jayo (PE).

Expulsado: 64’, Juan José Jayo (PE).