Conozca a Yule, un macabro personaje navideño
Para el folclore islandés, en estas fechas acecha un gato gigante que se come a los niños que no lleven ropa nueva en Navidad.
Por ANDRÉS ALBURQUERQUE F. / Fotos: ARCHIVO
Existen varias historias relacionadas a Santa Claus o Papá Noel, para muchos personajes paganos que no tendrían orígenes tan santos ni amigables. Incluso está el terrorífico krampus, criatura de orejas de elfo y cuernos enormes, propio de los países alpinos como Austria, Alemania, Francia, Italia, Liechtenstein, Mónaco, Eslovenia y Suiza. Pero ¿alguna vez escuchó hablar del gato Yule, el devorador de niños?
Algunos pequeños detestan usar ropa nueva regalada en Navidad, sencillamente porque consideran que la vestimenta no es un buen obsequio. Pero eso, en Islandia, sería peligroso: se exponen a que se los coma vivo un gato gigante.
Así es. El feroz felino caza a los niños que no llevan puesta su ropa nueva de Nochebuena. El cuento de Jólakötturinn, que se traduce como gato Yule, es un clásico navideño islandés que se remonta al menos a 1932, según el sitio web del folclore islandés, proyecto de investigación gestionado por la Universidad de Islandia.
Jóhannes úr Kötlum, poeta islandés, escribió sobre el gato en su libro “Jólin koma” (“Se acerca la Navidad”), publicado ese año y que cuenta la historia de un gato “muy grande” y de ojos brillantes que deambula por el campo yendo de casa en casa en busca de niños que no lleven la ropa nueva que les regalaron en Navidad.
Los memes del gato Yule han proliferado en los últimos años en redes sociales. Algunos pretenden ser espeluznantes, y otros son una mezcla de fascinación y sátira.
Yule no es el único personaje siniestro que aparece por Navidad en Europa. Krampus es un demonio anti-Santa que secuestra y castiga a los niños traviesos. Según la leyenda, la criatura de demoníaca apariencia aparece la noche del 5 al 6 de diciembre en busca de niños que se han portado mal, o no tienen espíritu navideño.
En un enorme saco, el krampus se lleva al inframundo los regalos para ser destruidos para siempre.
