(VIDEO) Riffs eternos: Charlie Watts
El Ágora presenta una serie dedicada a los músicos que partieron, pero cuya música sigue sonando en nosotros.

Charlie Watts no sólo fue el baterista de una de las bandas más grandes del mundo, los Rolling Stones, sino también un referente absoluto en técnica, estilo y presencia escénica. Nacido en Londres, en 1941, su forma de tocar la batería -sencilla en apariencia, pero de precisión quirúrgica- quebró patrones en los años ’60 y definió una escuela que inspiró a generaciones de músicos en el mundo.
Solía mantenerse fuera de los flashes que acaparaban Mick Jagger y Keith Richards, pero fue clave en la mecánica emocional y artística de los Stones. Su carácter reservado, su espíritu contenido y su franqueza sin artificios lo convirtieron en el punto de equilibrio dentro del huracán creativo y caótico que definió los primeros años de la banda.
Mientras sus compañeros se internaban en bosques de excesos y farándula, Watts resistía detrás de la batería. Él sostenía el pulso de la banda con sensatez y elegancia.
Un músico, no una celebridad
A diferencia de muchos músicos de su generación, Charlie mantuvo una prudente distancia con la prensa. Nunca se asumió como figura mediática, evitaba los titulares y esquivaba el juego de la celebridad.
Esa misma actitud lo mantuvo al margen del brillo impostado de MTV y de los videoclips de los ’80 y ’90. Para él, la música en vivo era el territorio verdadero. El escenario, su refugio y su trinchera.
El conductor de radio y televisión Alfredo Lewin recuerda sus intentos por entrevistarlo. “Cuando me tocó entrevistar a los Stones por primera vez, todos ellos son bastante entregados, salvo Mick Jagger. Pero Charlie Watts mantiene distancia, una distancia que nace de esa realeza que él exuda y de su interés por otras cosas que no tienen nada que ver con el mundo de los Stones. Y eso es lo más divertido de Watts: que a él le interesan los caballos, le interesa el jazz. Debe haber sido una de las entrevistas más difíciles que me tocó hacer”.
Alex Pels, exdirector de MTV Latinoamérica, también lo recuerda con admiración: “Charlie Watts nunca fue el estereotipo del típico rockstar. Nunca entró en ese juego. Una persona reservada y sin ningún interés en ser acosado por la prensa o por el público, se guardó siempre a sí mismo. Pero como baterista, su estilo de llevar el tempo era impecable”.
Añade que “Richards continuamente mencionaba que lo miraba siempre para saber si el resto de la banda estaba tocando en el tempo adecuado. Watts mantenía el beat perfecto. Su estilo como baterista era sobrio, pero rítmicamente impecable, seguramente gracias a sus raíces tocando jazz. Era el contraste perfecto a la energía que generaban Jagger y Richards en la música de los Stones”.
Un gigante en la sombra
Ese muro invisible que rodeaba su mundo interior no hizo más que alimentar su leyenda. Sin buscar figurar, Watts se convirtió en uno de los bateristas más influyentes de todos los tiempos. Su legado sigue vivo, y no solamente en los discos de los Stones, sino en cada músico que alguna vez intentó encontrar ritmo, contención y elegancia en su manera de tocar la batería.
“Pancho” Molina, baterista de Los Tres, lo sintetiza así: “Para mí, Charlie Watts es una de las influencias más grandes que he tenido. Me impresiona que haya dicho en algún momento que los Stones eran sólo un pasatiempo y que se quería dedicar al jazz. Porque para decir ese tipo de cosas se necesita un valor artístico poderoso, y él sin duda lo tenía. Además, tiene un sonido único en la batería y definitivamente definió una manera de tocar rock con una banda como tal”.
Charlie Watts partió en 2021. Pero si uno afina el oído, el pulso de su batería aún resuena como un reloj suizo en la historia del rock. Porque hay riffs que son eternos. Y él supo habitarlos como nadie.
Así tocaba Charlie Watts: