Albania, la selección de la inteligencia artificial

El rival de La Roja del próximo viernes dejó atrás su histórica debilidad y clasificó a la fase final de la próxima Eurocopa gracias a un algoritmo que le permitió armar una selección basada mayoritariamente en jugadores de sangre albanesa nacidos en el extranjero.

Por JOSÉ ROGGERO / Fotos: ARCHIVO

Un rival fuerte como nunca antes en su historia y cuya fortaleza la adquirió gracias a un sólido y permanente proceso de búsqueda de jugadores más allá de sus fronteras, es el que enfrentará Chile el próximo viernes 22, en el debut de Ricardo Gareca al mando de La Roja.

El duelo, que se disputará a las 16:45 (hora chilena), en el Estadio Ennio Tardini de Parma, Italia, enfrentará a un Chile cuya búsqueda de jugadores en el exterior ha sido de medias tintas y con magros resultados, con una Albania que aplicó ese rastreo usando la inteligencia artificial con resultados exitosos.

La selección balcánica, dirigida por Sylvinho (Sao Paulo, 1974), un ex jugador brasileño con pasos por el Barcelona de España y el Manchester City, clasificó por segunda vez en su historia a la fase final de una Eurocopa. Dejó en el camino a Checoslovaquia y Polonia, que otrora nunca podrían haber sido desbancados por un equipo acostumbrado a deambular en los niveles más bajos del fútbol europeo.

Desde siempre, incluyendo, por supuesto, las casi cinco décadas comunistas, Albania se acostumbró a ser poco más que un sparring de la mayoría de sus rivales. A tan baja altura como lo eran y siguen siendo San Marino, Andorra, Liechtenstein y otros equipos de igual pelaje. La diferencia estribaba en que los albaneses tenían un talento oculto que necesitaba de algunos estímulos para despuntar.

Esos acicates florecieron con el final de la dictadura de Enver Hoxha, un estalinista que gobernó entre 1944 y 1985.

Sylvinho, ex jugador de Corinthians, Arsenal, Celta de Vigo, Barcelona y Manchester City y ex técnico de Olympique de Marsella y Corinthians, fue ayudante de Tite en la selección brasileña.

DIÁSPORA Y REGRESO

El desparramo a partir de los años 90 de decenas de miles de albaneses por toda Europa, pero de preferencia en la zona de los Balcanes -tanto al final de la dictadura marxista como durante la guerra civil de 1997- provocó en un comienzo una sangría que debilitó todavía más a un de por sí fútbol escuálido. Pero paulatinamente empezaron a brotar señales de un mejor futuro para el balompié albanés.

En un inicio ese talento incipiente no lo gozó Albania, sino que naciones que albergaron a los miles de albaneses inmigrantes y cuyos hijos se hicieron futbolistas en un ambiente que les daba todas las posibilidades para aprovechar sus habilidades innatas.

Casos hubo y hay por decenas, pero basten los ejemplos de Granit Xhaka (1992) y Xherdan Shaqiri (1991), nacidos en Suiza, para comprender bien este fenómeno. Ambos son jugadores de estatura internacional y mundialistas que han militado en los mejores clubes europeos.

De a poco la federación albanesa se propuso reclutar a jóvenes futbolistas que pudieran legalmente defender los colores albirrojos. No fue algo rápido. Hasta la actual eclosión, el único logro había sido la clasificación a la etapa final de la Eurocopa, en 2016.

Ya a ese torneo, Albania, dirigida por el italiano Gianni de Biasi, llevó una gran cantidad de oriundos que dieron batalla y salieron terceros en un grupo donde perdieron estrechamente con Francia y Suiza y vencieron a Rumania. Cuatro integrantes de ese plantel siguen en la selección.

EL ALGORITMO QUE TODO LO PUEDE

El proceso de búsqueda de jugadores con sangre albanesa siguió adelante y se ha perfeccionado.

Ahora es otro italiano, no en la banca, pero sí como analista informático del área técnica, el responsable del hallazgo de los nuevos talentos.

Es Alarico Rossi, un ex portero italiano de modesto alcance futbolístico, pero de alto nivel formativo con perfeccionamiento en clubes como el Barcelona y el Liverpool.

Como jefe del departamento de scouting de Albania, Rossi no se conformó con rastrear aleatoriamente en internet a jugadores de sangre albanesa ni menos con recibir «datos». No, recurrió a la inteligencia artificial para asegurar una búsqueda rigurosa y profunda.

Como ayudante de Christian Panucci, él llegó en 2017 a Albania, un año después del debut en la Eurocopa. «No encontramos una situación buena porque el equipo era mayor. Teníamos que construir un equipo. No era tanto trabajo el hacer la lista como encontrar jugadores que nos sirvieran», explicó Rossi.

Rossi utilizó un algoritmo que le permite detectar a todos los jugadores de sangre albanesa repartidos por el mundo. Más aún. Esos jugadores son clasificados según su año de nacimiento, posiciones, piernas hábiles, movimientos dentro de la cancha y otros datos que configuran un perfil completo para que el entrenador, en este caso Sylvinho, elija para su proceso e, incluso, para enfrentar alguna emergencia.

«Tenemos una lista de jugadores preparada para que los vea el entrenador. Por ejemplo, nos puede pedir diez jugadores que puedan jugar para nosotros que sean nacidos entre 2001 y 2005. Muy bien, pues ahí la tienes», ha explicado recientemente.

Alarico Rossi.

Rossi enfatiza que el algoritmo sólo arma la base de datos, pero que será siempre el técnico el de la última palabra.

«Él es quien los selecciona, pero el sistema ayuda y permite al seleccionador no perder tiempo y energía buscando jugadores. Pueden necesitar un jugador zurdo que juegue en banda derecha y nosotros le podemos presentar una lista de jugadores ya listos para ser seleccionados”, explica.

Así se presentará Albania en la próxima Eurocopa, que se disputará en Alemania entre junio y julio próximos. No le pudo tocar peor, puesto que en el Grupo B enfrentará a España, Croacia e Italia. Pero el equipo de Sylvinho confía en sus renovadas capacidades.

Para el amistoso con Chile, el brasileño nominó a 26 jugadores, 16 de los cuales nacieron afuera. Hay tres griegos, tres suizos y tres macedonios, dos kosovares y un español, un danés, un alemán, un italiano y un británico. Todos descendientes de albaneses.

La mayoría juega en Italia, destacando el volante y compañero de Álexis Sánchez en el Inter, Krystjan Asllani; el defensa de Lazio, Elsei Hysaj, y los porteros Etrit Berisha y Thomas Strakosha, del Émpoli y el Brentford inglés, respectivamente.

Será una prueba dura la que encarará el próximo viernes La Roja, en el estreno de Gareca. El albanés es un fútbol duro, dinámico y veloz, cualidades que se combinan con técnica y talento y que fueron pulidas en las usinas futbolísticas de naciones poderosas.

Gracias al algoritmo de Rossi, el país balcánico ya no deja pasar talentos como Xhaka y Shaqiri. Los descubre desde juveniles y los convence de defender los colores de sus antepasados.