Legionarios de Cristo envueltos en nuevo escándalo
El sacerdote mexicano Antonio Cabrera fue detenido por presunto abuso sexual infantil. Su cercanía con el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, lo vincula directamente con una de las redes de pederastia más protegidas de la Iglesia.

La aprehensión del sacerdote Antonio María Cabrera Cabrera, ocurrida el 12 de junio en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, reactivó una de las tramas más oscuras de la Iglesia Católica: la de los abusos sexuales silenciados por décadas dentro de los Legionarios de Cristo.
Cabrera fue detenido por orden de la Fiscalía General de la República, acusado de haber abusado reiteradamente de un menor entre 2004 y 2011 en Naucalpan, Estado de México.
Al sacerdote, ex director de Bioética en la Universidad Anáhuac, se le trasladó al penal de Barrientos. Enfrentará cargos que incluyen al menos tres agresiones sexuales documentadas, y por lo que el juez decretó la medida cautelar de prisión preventiva.
La denuncia se presentó a fines de 2024, casi 20 años después de los primeros hechos.

Una red de poder y silencio
Una fotografía obtenida por medios mexicanos muestra a Cabrera compartiendo mesa con Marcial Maciel, fundador de los Legionarios. También aparece Marcelino de Andrés Núñez, señalado también por pederastia.
La imagen no sólo confirma su estrecha relación con la cúpula de la congregación, sino también con quienes protagonizaron una de las redes de abuso más persistentes e impunes del catolicismo moderno.
Cabrera no era un personaje menor. Ostenta múltiples títulos académicos en bioética y teología, ocupó cargos de alto nivel en la Universidad Anáhuac y fue parte del Comité de Ética de la UNAM. Su perfil intelectual y su discurso ético sirvieron de escudo durante años para ocultar denuncias y mantener una fachada de integridad institucional.
Nombres que reaparecen
El caso Cabrera no es un hecho aislado. Se suma a una larga lista de sacerdotes de esta orden vinculados a delitos sexuales, todos bajo el legado de Maciel. Marcelino de Andrés, quien fuera secretario personal del fundador y hoy enfrenta acusaciones por abusos contra niñas de seis años en un colegio religioso en Madrid, aparece como otro eslabón clave en esta cadena de complicidades.
En paralelo, siguen vigentes los casos de abuso cometidos en otros países, como el de Fernando Martínez en Cancún, denunciado públicamente por la periodista Ana Lucía Salazar. La comunicadora fue víctima a los ocho años y desde entonces ha encabezado la lucha por visibilizar el papel de la congregación en el encubrimiento sistemático de estos crímenes.
El legado impune de Maciel
En 2020, los Legionarios reconocieron que al menos 175 menores fueron abusados por miembros de su congregación, incluidos 60 por el propio Maciel. La estructura de encubrimiento operó con respaldo eclesiástico, desde el papa Pío XII hasta Juan Pablo II. No fue hasta la llegada de Benedicto XVI que se obligó al fundador a retirarse, en una decisión tardía y simbólica.
A pesar del reconocimiento público de los crímenes, muchos de los implicados siguen sin enfrentar la justicia. Cabrera, con su arresto, podría convertirse en el primer eslabón judicial que reactive causas congeladas por años. Pero el peso del silencio aún persiste, y el aparato de protección interna continúa operando en distintos niveles de la Iglesia.
Los casos actuales refuerzan que los abusos dentro de los Legionarios de Cristo no se limitan a un personaje o un periodo específico. Forman parte de una estructura de poder sistemática, con protección institucional, vínculos internacionales y un legado de impunidad que ha sobrevivido a los escándalos.
El arresto de Antonio Cabrera no sólo pone en jaque su figura, sino que revive una herida abierta que la Iglesia no ha sanado. Los nombres, las víctimas y los escenarios cambian, pero el mecanismo detrás sigue operando bajo los mismos códigos de encubrimiento.
Comunicado de la Legión
Conocido el arresto de Cabrera, la Legión de Cristo emitió un comunicado donde señala que reitera su «disposición de colaborar con las autoridades y asegura que, de resultar condenatoria la resolución final, apoyaremos el cumplimiento de la misma. En caso contrario, apoyaremos decididamente la restitución de su buen nombre y fama pública».
Los legionarios de Cristo informaron que desde que tuvieron conocimiento del hecho han intentado esclarecer la situación, sin embargo, no han recibido información por parte de las autoridades.
«Estamos en plena disposición para colaborar con las autoridades civiles para el esclarecimiento de la denuncia», especifica el comunicado.
Además, reafirmaron su compromiso con la protección de menores y personas vulnerables, la justicia, y una cultura de prevención y transparencia.