Chile impulsa revolución láctea con innovador proyecto
Un proyecto pionero de la PUCV busca transformar el procesamiento de leche descremada, reduciendo residuos y creando alimentos, biofármacos y biocombustibles, con tecnologías de última generación.

La Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) lidera una ambiciosa iniciativa para modernizar la industria láctea chilena. A través de un proyecto de la Escuela de Ingeniería de Alimentos, se busca aprovechar la leche descremada casi en su totalidad, obteniendo alimentos, nutracéuticos y principios activos para biofármacos, minimizando así los residuos.
Encabezado por el académico Andrés Córdova y financiado por un Fondecyt Regular adjudicado en 2024, el proyecto se inscribe en el modelo de biorrefinería de sistemas agroalimentarios. “El objetivo es dejar atrás el modelo de un producto por materia prima y dar paso a una producción diversificada, logrando la utilización integral de cada componente”, explicó Córdova.
La clave para productos de alto valor
En la actualidad, la producción de queso genera gran cantidad de suero tratado convencionalmente, pero con bajo valor agregado. La propuesta de la PUCV introduce un cambio radical: separar las proteínas de la leche antes de su procesamiento para obtener suero nativo, libre de químicos, ideal para desarrollar fórmulas infantiles, suplementos deportivos y nuevos ingredientes alimentarios.
“Estamos integrando tecnologías que normalmente se utilizan de forma aislada, como la biotecnología enzimática, ultrasonido, nanotecnología y tecnología de membranas”, explicó Córdova. Esta integración simultánea, conocida como intensificación del proceso, permite crear plantas procesadoras más pequeñas, que consumen menos agua, energía y solventes, aumentando así la sostenibilidad de la producción.
Hacia una bioeconomía circular en la industria láctea
El proyecto también plantea un aprovechamiento total de los residuos generados. Tras la separación de los componentes valiosos de la leche, los azúcares residuales podrían transformarse en biogás, generando la energía necesaria para autoabastecer la planta, o bien ser utilizados para desarrollar biofertilizantes.
“Nuestra meta es implementar un modelo de bioeconomía circular, donde incluso los subproductos finales puedan reinsertarse en el sistema productivo”, afirmó el investigador.
La investigación incluye colaboración con académicos de las Escuelas de Ingeniería Bioquímica y Agronomía de la PUCV, además de universidades de Canadá, Brasil e Italia.