Chile: pasado y presente en los Juegos Olímpicos

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Por El Ágora
Actualizado el 25 de julio de 2024 - 12:00 pm

Tomando en consideración que a la principal cita deportiva a nivel mundial se asiste para representar a un país, compartir con deportistas del mundo y, especialmente, para competir y jugárselas para lograr una medalla, nuestro país claramente está en una posición baja. En las 25 versiones en que los deportistas chilenos han tomado parte, sólo se han ganado dos medallas de oro, siete de plata y cuatro de bronce.

Por PEDRO LIRA BIANCHI / Fotos: ARCHIVO

Desde los primeros Juegos Olímpicos modernos en 1896 hasta la versión XXXIII de París 2024, Chile ha estado presente en 25 ocasiones en el evento deportivo más importante del planeta. En esta línea del tiempo de 128 años, incluidos los 48 deportistas que Chile tendrá en la capital francesa a partir de este viernes 26, han sido 741 atletas nacionales quienes han representado a nuestro país en todas las justas olímpicas.

De este importante grupo, 113 atletas han sido mujeres (el 15.25 %), mientras los hombres han sido 628, los que representan el 84.75 por ciento.

La tendencia global de la participación deportiva femenina en los Juegos Olímpicos ha ido al alza. De acuerdo a la revista Europa Magazine, si en Atenas, en 1896, no hubo mujeres, ya en 1900, en París, el 2.2 por ciento de los participantes fueron del sexo femenino, cifra que subió al 9.6% en Ámsterdam en 1928, siguió incrementándose al 13.2% en Tokio en 1964, subió aún más en 1992 en Barcelona al llegar al 28.9%, hasta lograr la igualdad del 50% de mujeres en París 2024.

En Chile, la participación femenina en las delegaciones olímpicas también se ha incrementado. La primera deportista mujer de nuestro país en los Juegos Olímpicos estuvo en Berlín en 1936. Ella, la velocista Raquel Martínez Monreal, corrió los 100 metros y no pasó a la segunda ronda. Martínez logró ir a Berlín por sus buenas marcas, pero su pasaje en barco fue financiado por la Universidad de Chile, debido a una gestión del rector Juvenal Hernández.

Posteriormente, en los Juegos de Londres 1948, evento al que por primera vez se viaja en avión desde Santiago hasta Europa, cuatro atletas mujeres tomaron parte de la delegación chilena compuesta por 58 deportistas, incluidos dos deportes de conjunto: básquetbol y waterpolo masculino. Ellas fueron las velocistas Betty Kretschmer, Annegret Weller, Marion Huber y Adriana Millard. Cuatro años después, para Helsinki 1952, se suben al avión tres atletas mujeres: se repiten Huber y Millard, sumándose la jabalinista Gerda Martin. Luego, en Melbourne 1956, Chile estuvo con una delegación de 33 personas. Sólo una de ellas fue mujer: Marlene Ahrens, quien en jabalina ganó medalla de plata con 50.38 metros.

Marlene Ahrens fue la única mujer que integró la delegación chilena en Melbourne 1956 y ganó medalla de plata en la jabalina.

Paréntesis doble a propósito del atletismo chileno en Juegos Olímpicos: primero, éste ha sido el único deporte que ha representado al país en todos los Juegos Olímpicos con presencia nacional; segundo, el primer atleta olímpico nacional fue el joven de 14 años Luis Subercaseaux, quien viajó a Atenas por su cuenta desde París y no enviado por las autoridades chilenas. Los organizadores griegos aceptaron su inscripción en tres pruebas porque el joven portaba pasaporte oficial por ser hijo de un diplomático chileno en Francia, además que aún no había muchas exigencias. Cien años después, para conmemorar el centenario de los Juegos Olímpicos modernos, el COI y Grecia organizaron una fiesta deportiva a la cual invitaron a tres atletas nacionales. Para ello, Chile designó a Sebastián Keitel en 100 metros, Carlos Zbinden en 400 y Pablo Squella en 800 metros.

Cerrado el paréntesis y siguiendo con las representaciones femeninas de Chile en Juegos Olímpicos, el salto cuantitativo en este aspecto se empezó a dar en Londres 2012. Con una delegación de 35 representantes, 14 fueron mujeres, es decir, el 40% del equipo; el mismo porcentaje del 40% de mujeres se dio en Río de Janeiro, donde hubo 42 nacionales, 17 de las cuales eran mujeres; sin embargo, en Tokio 2021, el porcentaje de deportistas femeninas fue notable: de una delegación de 58 deportistas, 36 fueron mujeres, es decir, representaron el 62% de la delegación. ¿Cuál fue la razón? De las 36 mujeres, 22 fueron la selección femenina de fútbol y otras 14 representaron al atletismo, ciclismo, equitación, esgrima, gimnasia, judo, natación, canotaje, tenis de mesa, tiro al vuelo, triatlón y skateboarding.

POCAS MEDALLAS

Tomando en consideración que a los Juegos Olímpicos se asiste para representar a un país, compartir con deportistas del mundo y, especialmente, para competir y jugárselas para lograr una medalla, Chile claramente está en una posición baja. En las 25 versiones en que Chile ha tomado parte, sólo ha ganado dos medallas de oro, siete de plata y cuatro de bronce.

Por su mérito, quienes han logrado las preseas doradas han sido Nicolás Massú en tenis (singles) en Atenas 2004 y el mismo Massú con Fernando González en tenis (dobles), también en Atenas 2004.

Las medallas de plata han sido de Manuel Plaza en el maratón de Ámsterdam en 1928; Oscar Cristi con “Bambi” en saltos individual (ecuestre) y el equipo nacional de esta prueba con Cristi (“Bambi”), César Mendoza (“Pillán”) y Ricardo Echeverría (“Lindo Real”), ambas en Helsinki 1952; luego correspondió las preseas de plata de Marlene Ahrens en jabalina en Melbourne 1956 y de Ramón Tapia en boxeo (más de 75 kilos); 22 años después fue Alfonso de Iruarrízaga quien ganó la plata en tiro skeet en Seúl 1988; en Beijing 2008, Fernando González ganó el segundo puesto en tenis individual.

El maratonista Manuel Plaza fue el primer chileno en ganar una medalla para Chile. Consiguió la presea de plata en Amsterdam 1928.

A su vez, las medallas de bronce han correspondido a los boxeadores Claudio Barrientos en + de 54 kilos y Carlos Lucas en + de 81 kilos en Melbourne 1956; en los Juegos de Sidney 2000, el equipo de fútbol varones ganó el tercer puesto; por último, Fernando González ganó el bronce en single del tenis en Atenas 2004.

Estos 13 logros en metales coloca a Chile en el puesto 87º del medallero histórico general de los Juegos Olímpicos. A nivel americano, trece de los 41 países del continente superan al nuestro: Estados Unidos (1º), Cuba (18º), Canadá (20º), Brasil (32º), Jamaica (37º), Argentina (42º), México (49º), Bahamas (60º), Colombia (66º), Venezuela (73º), Trinidad y Tobago (74º), República Dominicana (75º) y Ecuador (80º).

También es justo nombrar que en 38 pruebas, especialidades y/o deportes, chilenas y chilenos han obtenido “diplomas olímpicos”, que se conceden a quienes ocupan algún lugar entre los ocho primeros de cada una de estas competencias. Algunos ejemplos: en México 1968, en adiestramiento ecuestre, Chile ocupó el 6° lugar con Guillermo Squella, Antonio Piraíno y Patricio Escudero; en la misma capital azteca, Nicolás Atalah y Jorge Jottar fueron 6° y 7° en tiro skeet; en Los Ángeles 1984, el 8 con timonel de remo en 2.000 metros fue 7°; a su vez, en Seúl 1988, Gert Weil fue 6° en lanzamiento de la bala; en Londres 2012, Tomás González, alcanzó dos cuartos lugares: en suelo y en salto; mientras que Yasmani Acosta fue 4° en lucha grecorromana en Tokio 2021 y la misma posición tuvo el golfista Guillermo Pereira en Tokio 2021.

INCENTIVOS ECONÓMICOS

A propósito de las difíciles, pero no imposibles, medallas para Chile en París 2024, como también al acceso a los “diplomas olímpicos” para los/las deportistas nacionales, es relevante que el Estado, a través del Ministerio del Deporte (Mindep) y del Instituto Nacional de Deportes (IND), haya comprometido recursos para los medallistas y quienes estén entre los ocho primeros lugares.

En consonancia a ello, está vigente desde el 2023 el decreto N° 26, en el que se indican los montos que se les entregará. A quien obtenga medalla de oro, tendrá un premio por una vez de 800 UTM (cerca de 53 millones de pesos); por la medalla de plata el monto es de 600 UTM (aproximadamente $39,6 millones); por la presea de bronce, el monto es el equivalente a 400 UTM, es decir, un poco más de $26 millones. Finalmente, para quien logre un “diploma olímpico”, el premio es equivalente a 50 UTM ($3,3 millones).

En la introducción del libro “Chilenos Olímpicos 1896-2008”, del periodista Cristián Muñoz Funck, publicación financiada por un proyecto del Comité Olímpico de Chile (COCH) a Solidaridad Olímpica Internacional, hay una interesante conclusión: “Los Juegos Olímpicos nos han puesto a prueba (a Chile), para demostrar cómo estamos como país. Para saber cuánto nos interesa el deporte como sociedad. El resultado de nuestra participación olímpica durante su historia es el reflejo de nuestra economía, nuestra política, nuestra improvisación y falta de planificación. De nuestros errores y aciertos. Las desventuras durante los viajes a Europa en barco; las selecciones muchas veces injustas, las incomprensiones de los gobiernos y los parlamentarios que no otorgaban los dineros para las delegaciones; los problemas directivos y las campañas públicas para juntar fondos. En fin, una vitrina que nos hace mirarnos y comprobar que aún estamos lejos (…) de alcanzar el Olimpo”.

¿EL OLIMPO EN PARIS 2024?

Las sequías de medalla para Chile en Juegos Olímpicos son de períodos prolongados. La última ya lleva 16 años, desde la plata del tenis en Beijing 2008 con Fernando González; cuatro años antes, en Atenas 2004, el mismo tenis se extasió aportando dos oros y un bronce. Se sabe, eso sí, que los logros del tenis nacional son producto de la profesionalización internacional de este deporte hace al menos cuatro o cinco décadas y no de una política nacional al respecto.

Lo paradojal es que esta sequía de 16 años coincide con un Estado chileno poniendo muchos más recursos desde el 2008 hasta ahora. Nos referimos a montos anuales con una media de 25.000 millones de pesos. Estos, entre otros propósitos, han sido usados para financiar preparaciones prolongadas en Chile y el extranjero, pagar buenos sueldos a algunos cuerpos técnicos y tomar parte en competencias multideportivas y en los circuitos de primer nivel en varios deportes de punta.

Las autoridades son muy reservadas frente al tema de las medallas en París 2024. Prefieren no hacerse expectativas, pero igual tratan la materia. Miguel Ángel Mujica, presidente del COCH, declaró a La Tercera que se han hecho muchos esfuerzos para una preparación financiada y prolongada en Chile y el extranjero. Dijo: “Creemos que puede haber alguna medalla y estoy seguro que habrá más diplomas olímpicos que en Tokio”.

Francisca Crovetto, especialista en tiro skeet y medalla de oro en los Panamericanos de Santiago 2023, es una de las esperanzas chilenas en París 2024.

Quienes más se acercan a una posibilidad de medalla son un cuarteto compuesto por deportistas que poseen más experiencia y están más maduros. En ese grupo se hallan el luchador Yasmani Acosta, el golfista Joaquín Niemann, la tiradora de skeet Francisca Crovetto y los tenistas Alejandro Tabilo y Nicolás Jarry. En un nivel un poco más abajo se hallan la canoísta María José Maillard y las remeras Antonia y Melita Abrahams, quienes podrían estar en las finales de su prueba. Del resto de la delegación obviamente se espera la mejor actuación de cada uno/una, idealmente pasando a una segunda o tercera ronda, o batiendo su mejor marca.

¿Qué falta entonces para el futuro? Hay aspectos que es necesario profundizar: primero, mejorar las competencias de ligas nacionales que perduren no sólo dos o tres meses, sino casi todo el año y extendidas a gran parte del país, porque lo que existe está muy centralizado en Santiago y en dos o tres regiones más; segundo, desarrollar los Juegos Nacionales en forma continua y con más deportes, lo que también produce un mejoramiento de la infraestructura; tercero, un tema que es clave y en que Chile está muy atrasado: desarrollar laboratorios y recursos humanos en la investigación científica deportiva.

El alto rendimiento en el mundo olímpico es análogo a la investigación científica y eso lo saben las autoridades nacionales. Finalmente, y como cuarto punto, es imperativo mejorar y modernizar la gestión de las federaciones deportivas nacionales. No basta con inyectarles más recursos; ese paso debe tener una contraparte en metas, plazos y el cumplimiento de éstas. Así, en tres o cuatro ciclos olímpicos más, la sequía de medallas olímpicas podrá ser parte del pasado.