Columna de Carlos Cantero: Caracterización de los movimientos sociales (parte II)
Están segmentados por materia, territorio e intereses económicos. Tienen un carácter distribuido y fragmentado, siguen la dinámica que caracteriza el comportamiento social de la nueva sociedad de masas y pueden escalar hasta expresar violencia y un carácter destructivo de bienes públicos y privados.
Por CARLOS CANTERO / Foto: ARCHIVO ATON
Los movimientos sociales no tienen cabezas visibles, no se observan liderazgos hegemónicos que marquen verticalidad. Por el contrario, se trata de liderazgos marcados por relaciones de horizontalidad, que para efectos de sus coordinaciones toman la estructura de “Función HUB”, eso quiere decir, una articulación, coordinación y logística, que concentra, distribuye y amplifica los flujos relacionales del sistema, mostrando un buen manejo de las redes sociales y herramientas TIC, tecnologías de información y comunicación.
Los sectores más radicalizados aplican una tensión que encierra éticas confrontadas, que no responden a las formas tradicionales de resolución de conflictos. En el caso de las movilizaciones de jóvenes, estos muestran rabia y ruptura del diálogo, están cargados de incultura, desinterés y se sienten ajenos a este modelo de sociedad. Asumen que la historia comienza con ellos. En una compulsión de rechazo cultural, de ruptura con la historia, actitud unilateral. No confían en los procedimientos democráticos y mucho menos en los políticos, despreciando por igual a la izquierda, el centro y la derecha. Usan el eufemismo “deconstrucción” para justificar la destrucción, introduciendo un cuestionable sentido valórico.
La violencia de los movilizados muestra momentos de desborde, propios de la sociedad de masas, va escalando y superando la reacción de los agentes del Estado (policía). En muchos casos cometen delitos y crímenes, atacando con bombas incendiarias y balines a la policía, en completa impunidad, a vista de los observadores de los derechos humanos de NN.UU. y de los medios de comunicación, todo lo cual normaliza el doble estándar en la valoración de los Derechos Humanos.
LA BRECHA GENERACIONAL: GRUPOS RADICALIZADOS
Hay marcas de una ruptura valórica y profunda brecha generacional, marcada por la rabia, el rechazo, la impotencia y la nula confianza para lograr interlocución con la autoridad o los actores del mundo político. La confrontación que impulsan se libra con armas y métodos no convencionales. Es una mezcla de la cultura de masas ciudadanas movilizadas legítimamente, en las que se infiltran los grupos radicalizados, promoviendo la reinvindicación que la mayor parte de las veces terminan en violencia. Es una mezcla de grupos diferentes que coinciden en la rabia y la frustración: grupos anárquicos, lumpen, terroristas y elementos asociados al narcotráfico, que en ocasiones hacen ostentación del uso de distintos tipos de armas.
Otro elemento transversal, global y local (Glocal) es los que se asocian al acrónimo ACAB (All Corps are Bastard) que significa “todos los cuerpos (de policías) son bastardos”, que se repite en cada movilización en todo el mundo, como desprecio por la institucionalidad, las policías y sus procedimientos, a las que confrontan, cuestionando su legitimidad, legalidad y sus soportes logísticos. Son grupos asistémicos y disfuncionales.
La brecha generacional muestra jóvenes ajenos a los principios, en un creciente proceso de opacidad y degradación respecto de los valores, del que somos actores por acción y omisión. Se van borrando los límites: la libertad individual muestra amplios espacios que desbordan hacia el libertinaje; la justicia con extrema elasticidad se torna en injusticia; la competencia llevada al extremo termina eliminando los espacios de colaboración; el individualismo radical termina destruyendo el sentido de comunidad. La crisis es estructural y de sentido eminentemente ético. Un materialismo que desborda en individualismo radical.
INTERNACIONALISMO Y MULTILATERALISMO DISFUNCIONAL
El multilateralismo y las organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y sus distintas organizaciones dependientes, están superadas, sumidas en la ineptitud. Instituciones como la Unión Europea, muestran graves fracturas, otras instancias similares en el mundo, se caracterizan por su exquisita irrelevancia e intrascendencia: la OEA, el BM, el BID, la OCDE, entre otras, frente a las crisis humanitarias, económicas, pandemias, catástrofes y guerras.
La cooperación internacional se ve mermada en su capacidad de prevención y mitigación de los conflictos y la violencia, en todas sus formas. Estos organismos viven una crisis de adaptabilidad. En algunos casos promueven su confusión, desprolijidad en el cumplimiento de sus obligaciones y ciertas formas de violencia no física (sico-política). A modo de ejemplo, NN.UU. proclama el derecho de las personas a emigrar, pero no atiende ni defiende el derecho de las personas a vivir en su país con dignidad y respeto a sus derechos fundamentales. No atiende a las causas que gatillan catastróficos procesos migratorios. ¿Será ineptitud o sesgo ideológico?
Columna de Carlos Cantero: Liderazgos debilitados (parte III)
CARLOS CANTERO
(Punta Arenas, 11 de noviembre de 1956). Doctor en Sociología, geógrafo y político independiente. Senador por la 2ª Circunscripción, Región de Antofagasta, desde 1998 a 2014, por dos períodos consecutivos. Diputado por el Distrito Nº 3, Región de Antofagasta, entre 1990 y 1998. Alcalde de los municipios de Sierra Gorda, Tocopilla y Calama entre 1983 y 1988.