Columna de Eduardo Bruna: El Colo Colo 2023 debe tener con dolor de cabeza a Quinteros

Si el entrenador albo pidió la llegada de al menos cuatro refuerzos (uno por línea), el cuadro que él llevó a obtener la corona número 33 en lugar de reforzarse se está despotenciando a pasos acelerados. A la partida de Solari (nunca bien reemplazado), se suman Matías Zaldivia, Gabriel Costa y el adiós casi seguro de Oscar Opazo y Gabriel Suazo. ¿De qué reforzamiento me hablan?
Por EDUARDO BRUNA / Foto: PHOTOSPORT
Gustavo Quinteros no debe estar nada de tranquilo en Qatar. De contento, ni hablar. En el lapso de unos días, perdió a Gabriel Costa y todo parece indicar que lo mismo ocurrirá con Oscar Opazo, tentado por Racing de Avellaneda. No es todo: Gabriel Suazo, capitán del equipo, tiene todo listo para abandonar el Monumental, y sólo resta saber si su destino será Turquía, como se afirmó en un primer momento, o Brasil, de acuerdo a trascendidos que hablan del interés de un par de clubes de ese país por contar con sus servicios.
Más allá de la valoración que uno tenga de los tres jugadores anteriormente mencionados, no cabe duda que Colo Colo, con miras a su próxima participación en Copa Libertadores, se está despotenciando en lugar de subirle el nivel a un equipo que, en el plano internacional, más allá de ser campeón dejó esa asignatura pendiente tanto en la Copa Libertadores como en la Copa Sudamericana.
Sacando de esto a Suazo, que queda en libertad de acción y tiene todo el derecho a buscar un destino mejor, los casos de Costa y de Opazo deben tener al técnico albo al borde de un ataque de nervios, por la forma como se manejaron ambos casos. Porque a los dos jugadores se los había dado prácticamente por renovados y, sin embargo, el peruano-uruguayo apareció sorpresivamente llegando a un acuerdo con Alianza de Lima mientras que Opazo, al parecer, va a seguir los pasos de Eugenio Mena y Marcelo Díaz, fichando por la Academia.
¿Desidia? ¿Exceso de confianza en la palabra empeñada? Algo, claramente, está funcionando mal en Blanco y Negro, porque si con Costa y Opazo se había llegado a acuerdo para renovar el vínculo, lo lógico es que se hubiera apurado la firma de ambos. No se hizo, y la triste realidad actual es que el Cacique tiene, en estos momentos, un equipo inferior a aquel que bajó la estrella número 33.
Y ni hablemos de plantel, que si ya fue claramente corto para competir nacional e internacionalmente con similar capacidad y solvencia, el quedarse sin aquellos que patrullaban las bandas y se incorporaban seguido al ataque es una significativa merma que sólo podría soslayarse con la llegada de un par de laterales de similar calidad. El problema es que Colo Colo apenas tiene un cupo para contratar a algún foráneo y en el mercado nacional las buenas cartas no abundan.
Como si todo ello fuera poco, la Concesionaria que usurpa Colo Colo tampoco parece estar dispuesta a invertir. Ignorantones como son en esto del fútbol, piensan ingenuamente que, si el equipo fue campeón mirando para atrás a sus escoltas, en la Copa Libertadores pueden competir de lo más bien incorporando tres o cuatro tipos del montón. Un espejismo que se debe haber acentuado luego que el Cacique le ganara por partida doble los dos amistosos al Betis.
Lo peor es que, aunque en este país la plata nunca sobra, en estos momentos la caja alba está en bastante buen pie con los 5 millones de dólares que ingresaron por Solari, más los 3 que ingresarán de la Conmebol por la primera fase de la Copa Libertadores. Si a ello le sumamos tres potenciales buenas recaudaciones en sus partidos en el Monumental, veremos que hay un buen colchón para potenciar a un equipo que, así como estaba, sólo necesitaba tres o cuatro jugadores de buen nivel.
La situación, hoy, ha cambiado. Costa da un poco lo mismo, porque aquel que copa una cuota de foráneo tiene que marcar una sustantiva diferencia y el peruano-uruguayo no lo lograba, porque por una buena aportaba dos malas. Lo de los laterales, en cambio, es diametralmente distinto. Suazo no es Roberto Carlos ni el “Torta” Opazo es Nelinho, eso está claro, pero ambos eran buenos jugadores, que destacaban en nuestro medio y no desentonaban en la competencia internacional.
En otras palabras, reemplazarlos no va a ser cosa fácil. Sobre todo, como ya dijimos, porque en el medio no abundan, simplemente porque con el avenimiento de las Sociedades Anónimas Deportivas hace rato que no estamos produciendo buenos jugadores.
Todo un dolor de cabeza para Gustavo Quinteros.