Columna de Patricio Olavarría: Valentina y un viaje introspectivo
En un día como hoy, la cosmonauta rusa Valentina Tereshkova, por entonces de 26 años, se convirtió en la primera mujer que orbitó la Tierra. La lanzaron sola al espacio durante tres días, en medio de una carrera geopolítica por conquistar el cielo.

El 16 de junio de 1963 una mujer orbitó por primera vez nuestro planeta. Era Valentina Tereshkova. Tenía 26 años, venía del mundo obrero y saltaba en paracaídas los fines de semana. La lanzaron sola al espacio durante tres días, en medio de una carrera geopolítica por conquistar el cielo.
Lo que parecía un hito científico fue también una jugada simbólica. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) mostraba al mundo que una mujer podía volar más alto que cualquier frontera.
El cuerpo femenino, tantas veces relegado al silencio de la historia, flotaba en órbita, como una señal de que la especie humana, quizás, podía superarse.
Lejos de las estrellas
Pero ¿qué quedó de esa promesa?
Hoy, en pleno 2025, rodeados de algoritmos, guerras por recursos, paisajes devastados y cielos llenos de satélites, pareciera que seguimos atrapados en el monolito de 2001 o perdidos en la zona de Stalker, buscando sentido en medio de la ruina.
La hazaña de Tereshkova fue real. Y fue poética. Porque no sólo se trató de ciencia o poder, sino de un cuerpo humano -un cuerpo de mujer- que desobedeció la gravedad.
Quizás el verdadero viaje no era hacia las estrellas, sino hacia el fondo de nosotros mismos.