Columna de Rodrigo Cabrillana: Mauricio Basualto, ahora que no estás

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Por El Ágora
Actualizado el 28 de julio de 2024 - 4:32 pm

El ahora ex baterista de Los Bunkers, de 55 años y originario de San Pedro de la Paz, Concepción, incursionó desde muy temprano en la música. Bandas como Los 4 Amigos del Doctor, Los Biotles y Grass fueron parte de su prehistoria musical antes de alcanzar la máxima popularidad con la banda de los hermanos López y Durán.

Por RODRIGO CABRILLANA / foto: ARCHIVO

Si bien el proverbio popular dice que “las segundas partes nunca fueron buenas”, el caso de Mauricio Basualto en la música es toda una paradoja para este tipo de creencias. Porque efectivamente el baterista que ya tenía toda una historia previa en los ’80 en la escena rockera penquista, fue en un segundo intento de revitalizar su camino en la música popular que alcanzó la celebridad y el reconocimiento total de la industria de la música no solamente nacional, sino también la internacional.

De hecho, a pesar de que la historia se encuentra en la literatura oral de Concepción, poco se habla fuera de la región de Los 4 Amigos del Doctor, una de las bandas ícono de la ciudad en los años ’80, donde Basualto forjó sus primeras experiencias en la batería.

Fundada por el histórico Mauricio Melo y por Claudio Gallegos, la agrupación partió como una reunión de amigos que se juntaban a hacer música sin pretensiones en 1986. Todos componían canciones con una fuerte influencia de la música británica, con énfasis en los arreglos, la sonoridad y las letras, lo que los llevó a emparentarse con bandas y solistas que irrumpían en las corrientes alternativas de esos años, como son The Cure, David Bowie y The Smiths. Fue tan importante su contribución a la escena que por esos años emergía, que tuvieron fuerte repercusión en el ambiente universitario.

En estas reuniones, según narra Melo en el libro “Noches de Rock & Roll. Crónicas de Rock Penquista” (1981-1991), se juntaban todos en la casa de Gallegos, donde improvisaban diversas canciones y donde también, los convocados iban rotando sesión a sesión. Músicos que luego fueron parte de Emociones Clandestinas, de Los Santos Dumont, y donde también llegaron Mauricio Basualto, Francisco “Pollo Muñoz y Rodrigo Bastías, quienes conformarían la estructura elemental de Los 4 Amigos del Doctor. Nombre que adoptó la banda, por una novela de trama policial de George Joseph.

Con el tiempo, saldría Melo definitivamente de la banda y arribarían el bajista Luis Pizarro, proveniente del grupo Los Enviados, y también la tecladista y documentalista Coti Donoso, quien iría haciendo un registro visual de toda esta historia. Los 4 Amigos del Doctor serían también una de las bandas que acompañaron los primeros años de Los Tres, cuando solamente eran un joven trío con Henríquez, Molina y Lindl en su formación. Tocaron juntos en multitudinarios conciertos en el Aula Magna y en algún festival organizado en el gimnasio Lord Cochrane. Basualto, seguidor de Stewart Copeland, era uno de los motores principales de este proyecto.

Inclusive la convivencia entre las dos bandas era tan de camaradería que Álvaro Henríquez colabora con segundas voces en “La Cuenta de la Luz”, tema que grabaron juntos en Santiago cuando Los Tres y Los 4 Amigos del Doctor viajan a registrar su primer demo, gestionado por Ricardo Mahnke, productor y escritor de la región.

De seguro, fue en esas experiencias musicales que algún grado de amistad se forjó entre Basualto y Henríquez, el que rebrotó cuando Álvaro interpreta un fragmento de “No me hables de sufrir” por redes sociales, en homenaje a Mauro cuando éste enfermó en medio de la gira “Ven Aquí” con Los Bunkers.

Pero, a diferencia de Los Tres, que viajaron a Santiago convencidos de romper la barrera regional, Los 4 Amigos del Doctor no tendrían mayor trascendencia musical más allá de Concepción, y su intento por permanecer activos se terminaría disolviendo con el pasar de los meses.

Fueron uno de los primeros grupos que compusieron sus propios temas, hicieron también música para un documental sobre la realidad pehuenche, llamado “El Último Confín”, tocaron en algunos otros locales menores de la ciudad y luego sus integrantes se dispersarían con distintos destinos. Mauricio Basualto partiría a estudiar publicidad.

Ahora, sin duda, toda esa escuela musical prematura serviría a Mauricio para desarrollar un enorme bagaje que pondría en práctica al momento de cimentar el camino bunkero. De hecho, una de sus primeras baterías, una Tama Swingstar plateada, con la que tocaba en esos primeros años, proviene de otro batería histórico de Concepción, como es Roberto “Gusano” Martínez, del grupo rock Holocausto.

Con el paso del tiempo, Basualto conoce a Mauricio Durán, se interna en las aventuras con Los Biotles, donde a Durán le parece uno de los más avanzados en conocimiento musical, luego comparten proyecto en otra banda denominada Grass, hasta que Basualto viaja con destino a Santiago motivado por asuntos personales.

En la capital, Basualto colabora en percusiones con Los Santos Dumont, apoya las primeras gestiones de Los Bunkers en Santiago, consiguiendo una sala de ensayo, y se apresta a tomar las baquetas para entrar a la banda como un integrante más. El resto es una historia que encumbra a Mauricio como uno de los bateristas más importantes de Chile, y que lo llevó a actuar en distintos escenarios con los músicos más prestigiosos del país y también de Latinoamérica. Pero esas ya son andanzas para otro episodio escritural.

En un sentido comunicado, Los Bunkers anunciaron esta semana la salida de probablemente uno de sus integrantes más relevantes de su historia fundacional. Luego de casi 25 años, Mauricio Basualto deja de formar parte del grupo que lo llevó a ser una pieza clave de su maquinaria musical. Los Bunkers se quedan sin un potencial músico, que deja un gran vacío también en todos sus seguidores. Un ex miembro de Los 4 Amigos del Doctor que no se rindió y buscó una segunda oportunidad en la música, que resultó ser exitosa. Perseverancia y destreza es lo que caracteriza la tarea musical de Basualto.

¿Cómo se seguirán escribiendo entonces, los futuros capítulos de Los Bunkers sin uno de sus miembros genuinos? No lo sabemos, aunque de seguro nunca nos defraudarán. Pero, sin Mauricio Basualto ya es otra historia… Ahora que no estás…

RODRIGO CABRILLANA

(Santiago, 1978), es profesor con un magíster en Literatura (Usach) y escritor de crónica musical. Ha publicado diversos libros sobre música chilena y actualmente graba y produce, en conjunto con la radio del Centro Cultural de España en Santiago, el podcast “Noches de Rock & Roll”, basado en la cultura musical de Concepción.