Columna de Sebastián Gómez Matus: Terremotos en la Luna
Si bien la duración de los movimientos sísmicos en la Tierra oscila de segundos a minutos, en el satélite natural pueden llegar a durar una tarde entera.
Por SEBASTIÁN GÓMEZ MATUS / Foto: ARCHIVO
En el contexto de las investigaciones del suelo lunar para asegurar la nueva etapa de la expedición Artemis de la NASA, la Universidad de Maryland dio a conocer un estudio sobre los drásticos cambios que está sufriendo el satélite rector.
La primera información revelada es que la luna se está encogiendo, lenta, pero fehacientemente. En los últimos millones de años su superficie se ha reducido en unos 45 metros desde su centro. Parece poco, pero el hecho es que la luna, de la que tanto se depende, se está encogiendo como una pasa.
El artículo publicado en Planetary Science Journal refiere a la constante actividad del suelo lunar y cómo esto afectaría el alunizaje de Artemis II, pronosticado para 2025.
Mientras algunos poetas siguen mirando el conejo de jade del mito chino, los estudios están motivados no solo por el conocimiento de lo que acontece en la Luna, sino que tiene fines prácticos para la expedición que lleva el nombre de la diosa de la caza y las tierras vírgenes.
Las metáforas no son gratuitas: la expedición a la luna tiene que ver con el proyecto de colonización espacial. Y los estudios de suelo pretenden asegurar la construcción de estructuras de ingeniería y fijar lugares seguros para la llegada de las naves.
Los movimientos de contracción lunar están produciendo deslizamientos del terreno, terremotos y otros fenómenos que ponen en riesgo al satélite. Luna que alguna vez propiedad de un chileno: el poeta traiguenino Jenaro Gajardo Vera, a quien Nixon, respetuosamente, le pidió permiso para que los astronautas Aldrin, Collins y Armstrong pudieran descender sobre la superficie de lo que le pertenecía.
Folklore aparte, los terremotos lunares son mucho más intensos que los que hemos podido constatar en la Tierra. Si bien la duración de los movimientos sísmicos oscila de segundos a minutos en este planeta, en el satélite natural pueden llegar a durar una tarde entera. Esto quiere decir que los efectos son mucho más desastrosos e incalculables, sobre todo por la fragilidad de la superficie lunar.
Los autores del estudio lo explicaron de una manera didáctica: “De la misma manera que una uva se arruga cuando se reduce a una pasa, la Luna también desarrolla arrugas a medida que se encoge. Pero a diferencia de la piel flexible de una uva, la superficie lunar es frágil. Esto provoca que se formen fallas donde las secciones de corteza chocan entre sí”.
La imagen de ver a la luna desmoronándose en el espacio no deja de ser alucinante. En un mundo donde lo imposible se produce dentro de la economía, lamentablemente para mal, la luna cayéndose a pedazos a quién sabe dónde escapa a cualquier ecologismo o ciencia ficción. Como se sabe, esta última es la mejor manera de mirar e interpretar la realidad. Aquí unos versos de Li Po:
El fabulado conejo de la luna
Sigue trabajando
Pilón y mortero
Machacando por el elixir
De la vida eterna.