Contradicciones y proyecciones de la Selección

Son varias las situaciones en que Reinaldo Rueda dice una cosa y hace otra, o se guía más por caprichos que por sentido común. Son hartos, y muy detectables, los defectos de la Roja. Pero ahora, cuando el recambio ya no se produjo, todavía se puede confiar en la generación dorada, por mucho que esté en decadencia.

Tres días hubo entre el 1-3 con México y el 1-1 con Estados Unidos. Dos goles hicieron la diferencia entre un partido y el otro. Once jugadores de la primera nómina de Reinaldo Rueda vieron los partidos desde sus casas.

Se podría seguir jugando con los números de la selección chilena de fútbol, pero lo que interesa es más concreto: ¿hay alguna posibilidad de que cumpla un papel destacado en la Copa América, que ya está encima y que asoma como el paso previo a las clasificatorias mundialistas?

Dos exámenes en canchas norteamericanas, frente a equipos de similar nivel y ranking inferior pero cercano, dejaron certezas y dudas. Chile está 13° en el escalafón; los aztecas, 17°; los gringos, 25°. A ninguno le pudo ganar y mantuvo la tónica que la Roja ha exhibido desde que el colombiano se hizo cargo del mando técnico: a veces juega bien, a veces lo hace mal, pero siempre le falta gol. Y así, con esos vaivenes, llegó a la estadística final de cuatro victorias, cuatro empates y cuatro derrotas en la docena de partidos que dirigió.

CONTRADICCIONES

Los ensayos han sido variados y contradictorios. Su obsesión por jugar con aleros abiertos y veloces se vio frustrada por la carencia de jugadores de calidad y con esas características. Junior Fernandes y Ángelo Sagal tuvieron muchas oportunidades en este ciclo preparatorio y nunca dieron el ancho. Poco racional resultó también la frecuente convocatoria de Lawrence Vigouroux, un arquero que se desempeña en la cuarta división de Inglaterra y al que nunca le dio el puesto. Tampoco se encuentra explicación para la titularidad de Iván Morales, un delante de buenas proyecciones pero que ni siquiera es titular en su equipo.

Todos ellos podrían entrar en la categoría de pilares de la renovación, proceso que se anunció con bombos y platillos cuando trajeron a Rueda y que ahora es desmentido terminantemente por el técnico: “Nunca hablé de recambio”, aseguró con énfasis en la conferencia de prensa que siguió al encuentro con Estados Unidos. “Vine porque deseaba dirigir a ese equipo que vi jugar, que enfrenté y que admiré”, agregó.

¿Y a eso vino entonces?, se preguntarán muchos que recién se enteran de losmproósitos del entrenador. Y se extrañan, porque recambio –aunque fuera paulatino- fue la palabra más pronunciada en sus primeros días en Chile.

Lo hecho por la Selección denota que no hay una generación capaz de llegar a los niveles de figuras y juego que se logró bajo las tuiciones de Bielsa y Sampaoli, capaz de llegar a los Mundiales (y dar de qué hablar en ellos) y ganar dos Copa América consecutivas. Era necesario probar figuras nuevas, y así se hizo. Pero la conclusión primaria es que podrían estar jugando los once que celebraron la obtención de trofeos y los resultados no serían peores, sino al contrario.

Siguiendo con la afirmación de Rueda: si no quiere recambio, ¿por qué tiene marginados a Claudio Bravo, Marcelo Díaz y Eduardo Vargas, tres jugadores de probada calidad e influencia en el juego de la Roja?

La situación del arquero es clara: sus desavenenencias con Rueda ya están limadas, pero viene saliendo de una lesión grave y recién está entrenando después de muchos meses de para. Se ve difícil que sea convocado para la Copa América.

Lo de Marcelo Díaz es un misterio: los periodistas argentinos lo señalan como uno de los mejores elementos de la liga de ese país; algunos han llegado a decir que “es el jugador que le falta a la selección argentina”. Y el entrenador no se da por enterado. Sostiene que “debo buscar complementos, oxigenar las líneas con un jugador de experiencia junto a uno joven”. ¿Y si el joven no es tan bueno, como para desplazar al veterano, igual tiene que ponerlo?

El caso de Eduardo Vargas también roza el misterio. Rueda nunca ha explicado el porqué de la marginación. Los rumores hablan de indisciplina grave al comienzo del proceso Y así parece ser. De otra manera no se explica que el tercer máximo goleador histórico siga afuera este equipo,haciendo tanta falta un atacante como él. Los máximos goleadores en el proceso son Nicolás Castillo y Arturo Vidal, con tres anotaciones. Les siguen Alexis Sánchez y Guillermo Maripán, con dos. Otros cinco jugadores convirtieron alguna vez.

Otro elemento que resulta contradictorio es la formación defensiva. Rueda se mostró partidario de defensores centrales altos, renovando la vieja discusión sobre el tema, Con Bielsa y Sampaoli se sacrificó la estatura en beneficio de la anticipación. Los centrales fueron casi siempre Gary Medel y Gonzalo Jara. El colombiano ganó veinte centímetros en ese sector incluyendo a Enzo Roco (o Igor Lichnowsky) y Guillermo Maripán (el único constante en ese puesto). Y justo en el partido final, frente a Estados Unidos, volvió a la fórmula de Medel con Jara en la última línea.

PROYECCIONES

Hasta el partido con Estados Unidos, la Roja se había mostrado como un equipo blando de pera: un gol en contra le significaba un desarme notorio en el juego y en el ánimo. Así sucedió en el desastre ante Perú y en la derrota con México.

Pero frente a Estados Unidos no ocurrió el mismo fenómeno. Un gol sufrido en el cuarto minuto de juego no llevó al descalabro. Al revés: el equipo reaccionó con valentía. No sólo llego al empate sino que se procuró varias ocasiones para quedarse con el triunfo.

El primer tiempo frente a los mexicanos es de lo mejor que se le ha visto al equipo de Rueda. Si el marcador permaneció en blanco fue por la escasísima capacidad de gol que tiene este conjunto. Frente a Estados Unidos ocurrió algo similar. Después de absorber el golpe que lo pudo noquear, Chile impuso sus términos futbolístico y minimizó el juego veloz y físico de los gringos. Y otra vez faltó la determinación necesaria en la jugada final.

Lo positivo es que hay dos valores que pueden revertir esta preocupante situación si llegan a la Copa América en plenitud de condiciones. La alabada dupla Sánchez-Vargas promete mayor efectividad.

El arco parece tener dueño. Gabriel Arias no alcanza las alturas conseguidas por Claudio Bravo, pero tiene cualidades que dan garantías que no se advierten en el ya veterano Johnny Herrera y en el novato Bryan Cortés, los más seguros integrantes de la nómina copera.

La defensa deja dudas enormes. ¿Seguirá con los grandotes lentos o ratificará a los enanos rápidos? Otra: usará el 4-2-4 que utilizó durante todo el proceso o ratificará el 3-6-1 que aplicó en el último partido? Hasta ahora, Gary Medel y Mauricio Islas siguen siendo muy confiables, pero Gonzalo Jara en buenas condiciones puede perfectamente ser titular. El problema es el lateral izquierdo: Jean Beausejour no encuentra reemplazante. Miiko Albornoz no convence, Eugenio Mena no logra los niveles que muestra en equipos extranjeros y Óscar Opazo se desempeña mejor por el sector derecho. Cumplió, frente a Estados Unidos, un primer tiempo correcto, y un segundo lapso para el olvido.

Todo puede variar en el mediocampo si Marcelo Díaz se adueña del sector central y si Jorge Valdivia ocupa el lugar que le da al equipo la posibilidad cierta de rompimiento de líneas enemigas que el actual conjunto nunca consiguió. Si logra juntar el rombo dorado (Díaz, Aránguiz, Vidal, Valdivia), el equipo chileno le da guerra a cualquiera.

Y en el ataque, habrá que olvidar a los punteros clásicos. Con Vargas y Sánchez en punta, más Isla y Beausejor llegando, más Vidal y Aránguiz pareciendo de vez en cuando, hay ataque para destrozar cualquier defensa.

Hooy, el panorama es casi desolador.

Mañana, tal vez, el cielo se limpia, se van las nubes negras y aparece el apisaje esplendoroso.

Dios dirá.