Do you remember the first time?
Discurso homenaje a Sergio “Pirincho” Cárcamo en el marco del lanzamiento este lunes del libro “El Espíritu de la Radio”, en Ceina (Centro de Extensión del Instituto Nacional).
Por RODRIGO CABRILLANA / Foto: ARCHIVO
Fue a mediados de los ’90 la primera vez que posiblemente escuché hablar de Sergio “Pirincho” Cárcamo. Y no fue por mis padres, tampoco por compañeros y amigos de la escuela o el barrio, sino por la voz de un conductor de radio y televisión que en esos años también comenzaba a hacer historia en los medios: Alfredo Lewin.
Citaba al “Midnight Special” y trenzaba la imagen de “Pirincho” como una leyenda, como un histórico de la radio y como un referente de la música que todos debiésemos conocer. Yo lo imaginaba como un Rolling Stone, como un dinosaurio del rock, como un obrero del micrófono y si más encima lo decía Alfredo, era ley.
Así que, como buen lewiniano había que investigar, había que buscar, había que estudiar y había que preguntar. En años que la información no era fácil, y la mayoría de las cosas que uno podía llegar a saber, sino era por la radio, era por los periódicos o las revistas. Sin embargo, no había que mover mucho las aguas para percatarse la categoría de referente que tenía “Pirincho” en las comunicaciones. A quien le consultaras, conocía a Sergio Cárcamo y su pasado principalmente en radios como la Galaxia.
Y así fue como pasaron muchos años en que, sin saber demasiado sobre “Pirincho”, siempre tuve la conciencia de que era alguien trascendental y fundamental para nuestra historia de la música, y que en algún momento tendríamos que conocer más acerca de él.
Por esas cosas del destino, asistí al lanzamiento oficial de la biografía de Aguaturbia, escrita por Fabio Salas, a finales de 2006. Impactado por la calidad musical y vigencia de Denise, Carlos Corales y Willy Cavada, el presentador de ese evento fue nada menos que “Pirincho” Cárcamo, y apenas lo divisé a unos pocos metros me dije: “Ajá, así que este conductor es el dinosaurio rockero, es la leyenda de la que tanto hablaba Alfredo”.
Me sorprendió sobre todo la calidez de su voz, su entrega y su pasión por lo que hacía, porque si bien era alguien a quien nunca había escuchado demasiado, me bastó solamente unos minutos para tener la evidencia de que era un personaje que convivía a diario con los micrófonos y que sabía mucho de música. Una enciclopedia del rock como dirían algunos.
Luego, en el tiempo algunos encuentros circunstanciales con “Pirincho”, esencialmente en eventos, como, por ejemplo, asistir casualmente al lanzamiento de su primer libro, o encontrármelo muchas veces fuera de Iberoamerican, con un cigarrillo en la mano y saludando afectuosamente a todo el que pasaba por su lado. Recuerdo haber pensado: “Qué tipo tan amable y educado”.
De esta manera, y también con los años, ya la escucha de algunos de sus programas radiales me comenzaron a ser más familiares, y esa ignorancia inicial que tenía de su labor comunicacional comencé a dejarla atrás, sintonizándolo frecuentemente y dejándome llevar por la oferta de canciones que “Pirincho” nos obsequiaba en “Con la ayuda de mis amigos”.
De hecho, recuerdo especialmente una de sus entrevistas por el dial de Futuro que jamás la olvidé, tal vez, por la también afectuosidad que desprendía el entrevistado y la magnitud de lo que él significaba para el rock internacional. Se trataba de Mark Farner, el líder de Grand Funk Railroad, que visitaba Chile en uno de sus tantos tours por la región. Y en su “bad english” y asistido por la certera presencia de Hernán Rojas en el estudio, “Pirincho” recordó anécdotas junto a Grand Funk, como haber sido uno de los primeros que los programó en la radio en nuestro país, y que incluso fueron el grupo que vendió en menos tiempo las localidades del Shea Stadium, el mismo lugar donde tocaron los Beatles en sus años de mayor fama.
¿Una jugarreta del destino? Porque fue precisamente escuchando otra entrevista al mismo Farner, pero para una radio de Valparaíso, un par de años después, donde conocí y escuché por primera vez a Paola Zúñiga Marro. “Tiene onda, tiene estilo y tiene talento esta conductora”, pensé, mientras Paola profundizaba en su conversación con Mark acerca de los conciertos que daría en la Quinta Región.
¿Coincidencia o sincronías del universo del rock & roll? La pandemia misteriosamente nos reunió con Paola y comenzamos a trabajar en este proyecto. La brújula nos llevó por muchos lugares hasta desembarcar en el puerto que estábamos buscando: Sergio “Pirincho” Cárcamo. Lo curioso, es que ninguno de los dos comprendía bien porqué llegamos hasta allí. Solamente sabíamos que teníamos que hacerlo.
Fueron así, 36 largos meses, en que estuvimos orbitando para llegar a un posible final. Cientos de horas de conexión, decenas de viajes interurbanos, un centenar de entrevistados, largo tiempo revisando documentos de todo tipo. El mundo de “Pirincho” se volcó sobre nosotros y nos arrojó a un vacío que jamás tuvimos en nuestros planes.
Porque literalmente fue sobrevivir a las circunstancias. Ya que en el camino nos ocurrió de todo, como pasa también con las bandas de rock. Y porque a ratos, nos enfrascábamos igualmente en esos juegos de roles para sobrellevar el huracán de lo que significó hacer “El Espíritu de la Radio”. Fuimos Axl y Slash, Liam y Noel o Waters y Gilmour… Cualquier personificación ayudaba a que ese humor cotidiano permaneciera y que finalmente el estrés no terminara consumiéndonos.
Pero, lo más notable fue descubrir casualmente la historia de los orígenes “Pirincho”. Porque si bien en el libro (“La Voz de Pirincho”) de Carlos Costas se dejan ver muchas de las hazañas de sus comienzos, era solamente la voz de nuestro protagonista quien nos contaba de aquello.
Sin embargo, encontrarnos en el camino con el amigo cantor Juan Ramón Magaña, con el conductor Miguel Davagnino, con el cantante porteño Larry Wilson, con el histórico integrante de Los Blue Splendor Carlos Cifuentes, con el antiguo radiocontrolador de Valentín Letelier Carlos Smith, con su amiga de juventud Sandra Horn, con el periodista René Cevasco y con muchos otros personajes que transitaban por el puerto de Valparaíso, nos dio una perspectiva y una decisión de intentar narrar una historia que estaba en claro peligro quizás de no ser contada.
De esta manera, supimos del inquieto Marcos Cárdenas, del pianista Samuel Fritz, del versado Hugo Riveros que junto a “Pirincho” y Juan Ramón conformaron el grupo histórico Los Cuatro Hit´s, en pleno arranque de La Nueva Ola porteña. Y a quien los unía plenamente el amor por el canto y el disfrute de la música.
El programa “Calducho”, la grabación de los jingles, el hit “María no más”, el sello Pleno, Los Masters … Todo tiene sentido en la historia de Sergio Cárcamo. Cada uno de estos puntos fue su punto de conexión para comenzar en Radio Minería de Viña del Mar una vez acabado el proyecto de Los Cuatro Hit´s. El firmamento “pirinchista” se vertería con todo en los micrófonos.
Y es así como la historia se comienza a construir: Radio Valparaíso, Los Jaivas, el café del Cine Arte de Viña del Mar, Radio Valentín Letelier, Hecho en Chile, Congreso, Pudahuel y Futuro. Una trayectoria inconmensurable de 55 años haciendo radio y difundiendo la música chilena. En todas las épocas y en todos los estados posibles. Una carrera extraordinaria de un hombre excepcional que probablemente nunca podrá ser resumida en libro ninguno en su totalidad.
Quiero dejarlos invitados entonces, a que lean “El Espíritu de la Radio”, lo comenten, lo difundan entre sus amigos, familias y conocidos y nos ayuden a que la historia de “Pirincho” sea también conocida por las nuevas generaciones. Porque Chile necesita reconocer y abrazar a sus referentes, en un país muchas veces en que la memoria parece no estar a la altura.
Me despido con esta lectura, destacando también la hidalguía y la valentía de mi compañera Paola Zúñiga Marro por involucrarse en esta cruzada y salir viva de allí. Porque no era una tarea fácil, había que tener audacia y mucho valor para comprometerse con esto, y Paola lo demostró con creces alcanzando puntos muy altos en esta investigación. Hoy te gradúas de escritora y te felicito por aquello. A ella todo mi respeto, mi profunda admiración y cariño.
Por último, quiero recordar una cálida tarde de verano de 2021 que nos encontramos con Paola, mirando a lo lejos los soleados cerros de la Región de Valparaíso que nos acompañaban en esa improvisada tertulia y soñando con todo esto que cierra magistralmente hoy.
Porque en los anhelos de los inicios siempre está la magia, siempre está la poesía, siempre están los astros que proyectan y ayudan con nuestros deseos e ideales cuando tienes la voluntad que se materialicen. “Do You Remenber The First Time?” o “¿Recuerdas la primera vez?” como diría un vanguardista poeta del britpop.
De seguro, como “Pirincho” lo soñó también alguna vez, cantando en la Plaza Victoria, componiendo canciones con la guitarra o intentando aprender la dinámica de las comunicaciones radiales. Por eso siempre los primeros tiempos serán los mejores, porque también la conciencia los perpetúa en nuestra memoria infinita. Donde todo lo genuino prevalece.
“Esa gente que está todo el día mirando el mar, mirando el agua, puede que influya en términos de creatividad o de un ritmo”, como afirma (Carlos) Costas en este libro, algo que sin duda une muy estrechamente estas historias porteñas que se entrecruzan de “Pirincho” con Paola. Mis mejores deseos para ambos y sus familias. Y gracias por todo.
Y en un final tan épico como éste, ¿qué más podría agregar? ¡Ah sí! Alfredo (Lewin), por fin supe quién era ese distinguido dinosaurio del rock: es el gran Sergio “Pirincho” Cárcamo. El verdadero espíritu de la radio en Chile.
Buenas noches a todos, ¡larga vida a nuestro homenajeado!