Donald Trump entre la guerra y la paz con Irán
Esa parece ser la encrucijada del presidente de Estados Unidos ante la escalada de violencia desatada entre Israel e Irán. Por ahora, de su boca sólo salen amenazas.

El presidente de EEUU, Donald Trump, cavila hace días si debe entrar derechamente a la guerra y apoyar a Israel en el conflicto con Irán.
No es una decisión fácil. El agitado escenario interno lo podría llevar a que su país entre en el conflicto para aglutinar voluntades detrás de la bandera de 50 estrellas. O, por el contrario, disuadirlo para enfrentar los problemas caseros antes de enfrascarse en otra aventura bélica lejos de casa.
Sus asesores deben estar desesperados planteándole teorías y mostrándole posibles escenarios. El lunes, Trump dejó claro que nada tiene claro, por ahora. En la mañana, dijo que se alcanzaría un acuerdo entre Israel e Irán. Y, apenas un par de horas después, publicó un mensaje en el que instaba a los habitantes de Teherán a “huir para salvar sus vidas”. Acto seguido, abandonó y la cumbre del G7 sin dar explicaciones.
A media tarde, afirmó que enviaría al secretario especial para Oriente Medio, Steve Witkoff, y al vicepresidente, J. D. Vance, a negociar con los iraníes. Y, entrada la noche, aseveró que “no estaba dispuesto a negociar” con Teherán.
Exige rendición total
Parece que Trump actúa por impulsos. Y ya sabemos lo peligroso que puede ser eso si hablamos del presidente de una gran potencia.
Da la impresión de que evalúa seriamente unirse a Israel para acabar con el programa nuclear iraní. Pero -a la vez- en su mente infantil se fragua hace tiempo la idea de convertirse en un pacificador mundial.
Así lo insinúa desde su regreso a la Casa Blanca. Por eso hace meses que quiere acabar con la guerra en Ucrania y terminar con los bombardeos en Gaza. “Irán e Israel deberían llegar a un acuerdo, y lo harán… Al igual que convencí a India y Pakistán para que llegaran a uno. Yo hago mucho, pero nunca se me reconoce el mérito por nada. Pero no importa, la gente lo entiende… ¡Devolvamos al Medio Oriente su grandeza!”, dijo el domingo.
Este martes, dio a entender que se opuso a la “eliminación” del ayatola Alí Jamenei, líder supremo de Irán. Los israelíes informaron a EEUU de la posibilidad de matarlo, pero les contestaron que Trump se oponía a esa acción. Y este martes el mandatario lo confirmó: “Sabemos dónde se está escondiendo… Pero no le vamos a matar, al menos por ahora”, dijo Trump antes de lanzar un ultimátum a Teherán: “¡Rendición total!”, gritó.
Y agregó: “Tenemos el control total de los cielos iraníes. Y nuestra paciencia se está acabando”.
¿Dormir tranquilo?
Está claro que, si Alí Jamenei muriera, no habría posibilidades de alcanzar un acuerdo. Ni por el tema nuclear ni sobre la paz con Israel. A los 86 años, el líder espiritual es el único capaz de imponer la paz en su país.
Por ahora, EEUU no entra directamente en el conflicto. Washington sólo reconoció que apoyó a Israel en su manto de defensa aérea, tal como ocurrió dos veces en 2024, bajo la presidencia de Joe Biden.
Trump anunció el envío de refuerzos navales para ayudar a Israel, y el portaaviones USS Nimitz se dirige a Medio Oriente con varios aviones cisterna. Es poco, por ahora.
Y también está el otro tema: el de las divisiones internas. Sus incondicionales piden abiertamente que ayude a Israel a destruir las instalaciones nucleares iraníes. Pero también lo critican sectores del movimiento MAGA (Make America Great Again=Hagamos Grande a América de Nuevo). El movimiento surgió durante la campaña presidencial de 2016 de Trump y su nombre deriva de su eslogan. Ahora acusan a Trump de arrastrar a Estados Unidos “a una nueva e inútil guerra”.
“Los votantes de Trump, especialmente los jóvenes, apoyaron al presidente porque era el primero que no iniciaba una nueva guerra. Debemos trabajar por la paz”, dijo Charlie Kirk, una de las figuras influyentes de MAGA.
Así, Trump da muestras de estar atrapado entre sus afanes de grandeza de convertirse en “El Gran Pacificador”, y su deseo de garantizar un apoyo incondicional a Israel. Trump no debe dormir tranquilo, y eso también es peligroso…