El balance de los novatos

El 2-1 sobre Bolivia satisfizo por el resultado y por ciertas variaciones en el ritmo de juego, pero fundamentalmente sirvió para evaluar a quienes aparecen encabezando la lista de la esperada renovación en el seleccionado chileno.
Por JULIO SALVIAT
Un amigo que no pudo ver el partido porque tenía turno en un hospital me preguntó el sábado por la mañana “cómo les fue a los chicos”. Se refería, obviamente, a la actuación que habían tenido el viernes en Rancagua los recientemente nominados por Martín Lasarte para que debutaran por la Roja en el amistoso con Bolivia.
Se hace difícil calificar actuaciones mirando una pantalla, sin la perspectiva y el espacio que da la cancha vista desde los bordes o desde las graderías. La visión es muy parcial y se limita a los momentos en que el jugador participa en una jugada. Y eso deja al margen aspectos importantes en el juego y en su desempeño.
Entonces, de lo poco que se vio, el novato de mejor desempeño fue Tomás Alarcón. El volante de O’Higgins actuó con la pachorra que lo distingue en su equipo, participó muy activamente en la recuperación de balón, anduvo metido en situaciones importantes, como cuando hizo una pared perfecta con Fabián Orellana para que éste metiera un centro preciso que Luis Jiménez malogró con un cabezazo desviado apenas iniciado el partido.
En la misma onda participó Pablo Galdámez, repatriado desde el Vélez Sarsfield argentino, aunque con algunos matices diferentes. Corrió tanto como su colega de quite, pero subió menos. Quitó casi lo mismo, pero pegó mucho más y anduvo bordeando la expulsión. Ninguno de los dos tiene muchas posibilidades de ser titular en el corto plazo, pero el examen que dieron los deja como elementos confiables para una emergencia o para cuando se retiren los por ahora intocables.
Había interés por la actuación de los laterales, especialmente porque la banda izquierda requiere urgentemente de un especialista que reemplace a Jean Beausejour, que ya tiene problemas en la competencia local y puede ser un pasadizo en la contienda internacional. El sucesor lógico es Eugenio Mena, que juega también en Argentina, pero ninguno de los últimos entrenadores lo ha convocado. Y no es tan viejo: 32 años… El asunto es que debutó Eric Wiemberg, el mejor en ese puesto en el último torneo, y se puede decir que pasó de curso. Domina el puesto, sabe jugar, es veloz. Tal vez asustado por la responsabilidad, no mostró esta vez la ambición ofensiva que lo caracterizó en Unión Calera, pero eso es remediable: ya ganará confianza.
En la otra orilla, una improvisación que no causó daño. Daniel González, eficientísimo central de Santiago Wanderers, se disfrazó de lateral y lo hizo bastante bien. Remedando lo que hizo Jason Rojas en Colo Colo, pareció conocer bien esa función, y la raya no lo limitó demasiado. Como casi todos los demás, mostró buenas condiciones y adecuada personalidad.
Otro centro de interés era Carlos Palacios, la revelación del año en el torneo local. Definitivamente, es bueno para la pelota. Tiene una habilidad extraña en nuestro medio y es desinhibido cerca del área. El problema es que no se ha definido bien cuál es su puesto y se le dan libertades que a veces lo desordenan. Lo que hizo no fue mucho más de lo que produjo, su reemplazado, César Pinares, pero dejó estampada su credencial de buen jugador.
El mismo tiempo que Palacios jugó Pablo Parra, un jugador del agrado de todos los técnicos y la antipatía de todos los espectadores. Fue el único que dejó disconformes a los hinchas que vieron el partido. Apagado, entró poco en juego. Sólo se hizo ver en una recuperación de balón en el área propia y en la torpeza que le costó una tarjeta amarilla.
También actuaron Clemente Montes e Ignacio Saavedra, dos de las “joyitas” de Universidad Católica. Los cortos diez minutos que estuvieron en la cancha no permiten calificarlos.