Esta Roja Sub 20 no estaba para milagros

No hay nada de qué sorprenderse. Nada frente a lo cual rebelarse o tener que lamentar. La Roja Sub 20, tras caer por un gol a cero frente a su similar de Colombia, en la última fecha de la fase de grupos del Sudamericano clasificatorio para el Mundial de la categoría de Corea del Sur, quedó eliminada tempranamente del certamen que se escenifica en Ecuador, ratificando su absoluta y total mediocridad.
Es que este equipo no sólo fue sacado limpiamente de carrera, sino que su pobre cometido lo ubica –con la sola excepción de Perú- como el peor equipo de este campeonato, con dos puntos de doce posibles y con apenas dos goles anotados en más de 360 minutos de juego.
Lo cierto es que en la previa de este partido muchos ya tenían el título pensado para encabezar un desenlace que era a todas luces previsible. Parafraseando una vez más a García Márquez, utilizado en el fútbol tanto para un barrido como un fregado, más de alguno ya tenía escrito aquello de una “crónica de una eliminación anunciada”. Y es que no se veía por dónde este equipo de Héctor Robles, mediocre hasta la exasperación, podía mejorar tanto como para tener aspiraciones de quedarse con una victoria.
La tarea era, además, doble: si quería clasificar en forma directa al hexagonal final, no sólo debía superar a Colombia, sino que vencerlo al menos por dos goles de diferencia. ¿Y con qué, si es un equipo tan anodino y carente de luces que le cuesta un mundo siquiera procurarse oportunidades claras de gol?
Ya ganar se antojaba poco menos que una epopeya, en cuyo caso debía esperar al resultado entre ecuatorianos y paraguayos, porque un empate entre estos igual dejaba fuera a esta Selección Chilena Sub 20.
Con un optimismo digno de mejor causa, la dirigencia nacional presente en Ecuador pidió invertir el orden de la jornada doble que se escenificaría en el Estadio Olímpico de Riobamba. Esto es, que Ecuador y Paraguay jugaran en el preliminar, de modo de evitar la posibilidad de un resultado que acomodara a ambos.
Ha ocurrido muchas veces el tongo. Olimpia y Sol de América se mandaron uno genial para dejar fuera a Colo Colo, en la Copa Libertadores de 1989. Y a nivel mundial, alemanes y austriacos protagonizaron otro de novela en España 82 para dejar fuera de carrera a Argelia. Eso sólo por recordar los que se vienen rápido a lo mente, porque de seguro los hay muchos más en esta ya centenaria historia del fútbol.
El único problema es que este equipo, nuestro equipo, ni siquiera tenía derecho a la sospecha, a “ponerse el parche antes de la herida”. Simplemente porque con lo que mostró a través de todo este certamen, no tenía por dónde superar a Colombia ni a nadie.
Si alguna duda quedaba, estas se diluyeron rápido. Corrían apenas 5 minutos de juego cuando el zurdito Valencia agarró la pelota afuera del área, recostado ligeramente por la derecha, para a partir de allí ir buscando la posición de remate. Cuestión que ciertamente consiguió, porque los defensores nuestros parecieron dibujados. Nadie salió a marcarlo y su disparo dejó sin opción alguna a Collao, el meta nacional.
Clasificar en forma directa al hexagonal final costaba ahora nada menos que tres goles. ¿Y con qué ropa? Este equipo es tan insulso, tan livianito, tan carente de talento, pericia y contundencia, puede estar jugando tres horas completitas sin hacerle un gol a nadie.
Tan poquita cosa es, que Colombia para ganar no necesitó jugar ni la mitad de lo que antes había mostrado para enfrentar a ecuatorianos y brasileños. Convencidos de que esta Roja Sub 20 de Robles es de una bondad inconmensurable, en el sentido de que es incapaz de hacerle daño a nadie, los colombianos se dedicaron a contener sin zozobra alguna las esporádicas cargas chilenas y a mover el balón por toda la cancha, donde a diferencia de los nuestros siempre tenían un receptor capaz, además, de controlar la pelota sin que se les arrancara como les ocurría hasta la exasperación a los nuestros.
Esto quiere decir que, si caía otro gol, perfecto, pero Colombia no se iba a desgastar más allá de lo necesario en un torneo donde, además, se juega día por medio. A pesar de esa actitud, incluso hasta displicente, si alguien pudo mover el marcador fue precisamente Colombia.
Los historiadores del fútbol, los amigos de las estadísticas, señalan a esta Roja como la de peor actuación en este tipo de certámenes. Debe ser así, sólo que más que los números, más que un punto más o goles menos, no cabe duda de que pocas veces habíamos visto un equipo chileno más inepto e impotente en los certámenes de esta categoría.
Espero que, en medio de su desaliento, su desilusión, incluso su rabia, el aficionado chileno no acuda para su análisis a que estos cabros “no mojaron la camiseta”, pueril explicación a la que recurren frecuentemente los analfabetos del fútbol, que en nuestro país abundan. Porque definitivamente, no se trata de eso. Corren, como todos; marcan, como todos; intentan jugar, como todos. Sólo que todo lo hacen mal. Rotundamente mal.
Lo peor es que el próximo mes ya se nos viene el Sudamericano Sub 17, a jugarse en Chile. Doble contra sencillo que, si no nos salvamos de otro bochorno, vamos a pasar raspando.
PORMENORES
Ultima fecha, fase de grupos, Sub 20.
Sudamericano clasificatorio para el Mundial de Corea del Sur.
Grupo A.
Estadio: Olímpico “Fernando Guerrero”, de Riobamba.
Arbitro: Jesús Valenzuela (Venezuela).
CHILE: Collao; Robelledo (46´ Leiva), Sierralta, Ramírez, Gutiérrez; Carreño (70´ Araos), Suazo, Jara, Vargas, Dávila; Morales (56´ Paredes).
COLOMBIA: Arias; Chaverra, Cuesta, J. Balanta, Arroyo; K. Balanta (46´ Rojano), Díaz (73´ Hernández), Atuesta, Valencia; Obregón y Gómez (82´ Quiñones).
GOL: Valencia, a los 5 minutos.
Tarjetas amarillas: en Chile, Suazo y Sierralta; en Colombia, K. Balanta, Rojano y Valencia.
EXPULSADO: De Chile, Sierralta en el minuto 90+2, por doble tarjeta amarilla.