“Hoy es una rareza, pero siempre fui de Audax Italiano”
Es el turno de Alejandro Schmauk, corredor de autos y comentarista en la radio y en la televisión, para que cuente del por qué de su afición futbolera. Un hinchismo que no deja de ser extraño, dado su ancestro claramente germano.
Por ALEJANDRO SCHMAUK
Esta pregunta me la han hecho en múltiples ocasiones, y es entendible la inquietud, dado que por todos lados mi ancestro es germano. Pero la explicación es muy sencilla. En general, cuando uno es un infante apoya a los equipos campeones o al menos a aquellos que son protagonistas. Un seguidor de un equipo del montón con seguridad hoy, como ayer, seria objeto de bulling.
De allí que, en ciertos grupos etarios, uno puede encontrar una proporción mayor que lo habitual de hinchas de Unión Española o Cobreloa, coincidente con el periodo en que estos equipos campeonaban e incluso se lucían en la Copa Libertadores. Y, por lo mismo, la UC de hoy tiene proporcionalmente más seguidores, mientras la U y Colo Colo decrecen.
El año 1957 yo tenía 6 años y Audax Italiano era tan protagonista que ese año no sólo ganó el campeonato, una fecha antes del final con un apretado 5-4 a Colo Colo, sino que además, y aprovechando que el equipo estaba integrado solamente por jugadores nacionales (¿habrá otro caso similar en la historia de los campeones?), servía de base para la Selección Chilena. Incluso el entrenador, el húngaro Ladislao Pakozdy, en algún momento lo fue a su vez de la Selección. La Roja era el equipo del Audax con refuerzos. Inolvidables los nombres de Daniel Chirinos, Adelmo Yori, Ramiro Cortés, y el ataque con Tello, Espinoza y Aguila , todos figuras estelares. Como comprenderán, en ese momento ser hincha de Audax era la opción lógica. La opción ganadora.
Lo que siguió para los “verdes de la calle Lira” es conocido: décadas de frustraciones, un paso que se hizo muy largo por Segunda División y, en general, pocos momentos de alegría. Se habría justificado y hasta hubiera sido entendible un cambio de identidad futbolera; sin embargo, y por el contrario, siempre he estado al pie del cañón en lo deportivo y -no sé si algo habrá tenido que ver mi militancia audina-, por muchos años tuve en el ámbito comercial una gran cercanía con Italia, habiendo sido tesorero de la Cámara Italiana de Comercio por una década. De allí que más de alguien me llamara “Schmaukini”. Es probable que, como dice el viejo chiste, estaba “predestinato”.
A estas alturas de la historia del fútbol chileno, ser hincha de Audax se ha vuelto una “rareza”, y, por lo mismo, tiene un grado de originalidad que hasta lo hace atractivo, una exclusividad en un entorno donde campea lo común y lo masivo. Y este año, con la bella camiseta “azzurra”, aun mejor.