La Supercopa que regaló Quinteros

El 4-2 de la UC sobre Colo Colo será recordado por el inmenso obsequio de bienvenida que el entrenador de los albos le entregó a Gustavo Poyet, debutante en la banca cruzada.

Por GERARDO SILVA / Foto AGENCIA ATON

El hincha estaba ansioso de ver fútbol chileno y para iniciar la temporada la ANFP le tenía de regalo el partido que siempre guarda y que tenga relación principalmente con el espectáculo y las expectativas que este genera. Esta vez fue la Supercopa. Universidad Católica venía de titularse campeón del fútbol chileno por tercera vez consecutiva, y el rival era nada menos que Colo Colo, colista que se salvó del descenso la temporada anterior en un partido extra y definitorio ante la Universidad de Concepción.

Como en 2020 no hubo Copa Chile, le correspondió jugar al ganador de ese torneo de 2019. Y éste era ni más ni menos que Colo Colo, el mismo qué terminó tan averiado en la temporada anterior. Así las cosas, llegó la fecha estipulada y el Estadio Nacional fue el escenario propicio para abrir los fuegos. 

En el primer tiempo vimos un Colo Colo distinto. Libre de toda presión, mostraba mayor tranquilidad a la hora de organizarse y generó varias ocasiones muy interesantes en el área contraria con un juego fluido y dinámico. No vamos a decir veloz, pero sí un Colo Colo mucho más liviano, con energías renovadas y con mucha actitud.

Seguramente las razones están en que, en un mes, el cuadro popular rejuveneció su equipo y Gustavo Quinteros consiguió ofrecer un modelo de juego más ofensivo, más atrevido. De este modo, durante los primeros 45 minutos fue mejor que su rival. Dos tiros en los postes, muchas aproximaciones y atisbos de buen fútbol precedieron a un gol que le permitió irse en ventaja.

Hasta ahí merecido el triunfo de Colo Colo. Ya en la segunda parte del encuentro le hicieron algunas modificaciones que solamente se justificarían si los futbolistas no se encontraban en las mejores condiciones físicas; de lo contrario, realizar sustituciones en un equipo que está ganando una final, y lo está haciendo de buena manera, es inoficioso. Pero bueno, seguramente algo importante motivó las sustituciones de Gustavo Quinteros. 

Pronto Colo Colo logró un segundo gol de ventaja. Hasta ahí, la Católica aún no aparecía y Colo Colo se afianzó en el campo de juego. Pero, claro, existen el amor propio y la vergüenza deportiva y esto fue determinante. El tricampeón estaba perdiendo la Supercopa de manera categórica y comenzaron a aparecer la voluntad y la actitud del elenco cruzado para empezar a arrimarse con buen fútbol al arco de Colo Colo, aprovechando también la inteligente ayuda desde el banco por parte de Gustavo Poyet.

Es acá donde, creo, Gustavo Quinteros no supo ni pudo cuidar el resultado. En este momento incómodo del partido para Colo Colo ¡sí, era el momento de modificar la estructura!. Parecía lógico variar el plan y hacer ingresar a Juan Carlos Gaete para ofrecer una variante ofensiva que claramente le ofrecía velocidad en los espacios libres que dejaría la Católica con la intención de ir en procura del empate. Eso era algo fácil de leer. Además había que intentar hacer rotar el balón. La tenencia se hacía muy importante para, de contra, dar el golpe letal al partido. No hizo ni lo uno ni lo otro. Nos quedamos esperando estas respuestas del señor Quinteros.

A esas alturas Universidad Católica no tenía contrapeso y no se veía en la ofensiva de Colo Colo a un jugador que pudiera generar  algún peligro. Fue así como el equipo cruzado se decidió y fue con mucho volumen ofensivo en procura del descuento. Lo  consiguió rápidamente y, no conforme con eso, siguió batallando. Pocos minutos más tarde llegó el empate. 

Colo Colo reaccionó desde su banco y volvió a cometer un error: recién ahora Quinteros hizo ingresar a Gaete. ¡ Ahora, cuando los espacios eran mucho más reducidos! Una vez más la sustitución no rindió los frutos esperados por el entrenador; sin embargo, se podía prever que en una defensa poblada este jugador tendría dificultades. Gaete es útil y peligroso en espacios amplios y hay que procurarle los medios para aprovechar sus grandes virtudes: velocidad y definición.

Cuando estás arriba en el marcador en un partido, y en dos ventanas de sustitución tomas decisiones equivocadas, no puedes pretender ganarlo. Por el contrario, después de estos sucesos Colo Colo terminó regalándolo. Se descontroló, le marcaron el 3-2 y luego el 4-2 definitivo.

¿Merecido para la UC? Por supuesto, claramente merecido. Al  tricampeón le bastaron 30 minutos de buen juego e inteligencia táctica para vencer a un Colo Colo al que cada vez que le marcan un gol se le aparecen todos los fantasmas. Y no sólo eso: los jugadores pierden la concentración y sufren en su fortaleza emocional, no se controlan y profundizan la crisis.

Estaba lindo el partido. Parecía que Colo Colo, por fin, superaba su mal momento y que íbamos a tener de vuelta al popular; no obstante, pareciera ser que Gustavo Quinteros y su cuerpo técnico tendrán que seguir esforzándose, trabajar afanosamente en las habilidades blandas con su plantel para no caer en la vulnerabilidad, mantener la estabilidad emocional y todo eso apoyado desde la disciplina que, parece, se le está escapando a las manos.

Referente a esto último, tarea para la casa: Maximiliano Falcón exteriorizó de una manera impresentable la frustración que aún existe en la interna de Colo Colo.

Así se jugó una versión más de la Supercopa del fútbol chileno.  Universidad Católica, con 30 minutos de buen fútbol, sumado a las malas decisiones del técnico rival, consiguió un 4-2 que le permite llevar un nuevo trofeo a sus vitrinas. Hay que decir también que Gustavo Poyet no necesita meter tanto las manos para que Católica siga funcionando y ganando en el torneo nacional. Quizás donde va a tener que mostrar su impronta será en el torneo internacional, donde verdaderamente será evaluado, y donde a los cruzados no les alcanzará con 30 minutos de buen fútbol colectivo.