Prohíben ingreso de pollo brasileño por gripe aviar
Se endurecen las medidas tras un mortal foco de gripe aviar en el sur de Brasil y que ya obligó al sacrificio de miles de aves.

La gripe aviar de alta patogenicidad detectada en una granja del municipio de Montenegro, Río Grande do Sul, tuvo consecuencias internacionales.
Chile se sumó a México, Uruguay, Argentina, China y la Unión Europea en la suspensión temporal de las importaciones de carne de pollo brasileña. Eso, tras confirmarse el brote que dejó cerca de 17 mil aves muertas o sacrificadas como parte del protocolo sanitario.
La medida complica al mayor exportador de pollo del mundo. El gobierno brasileño activó un plan de emergencia con inspecciones en un radio de 10 kilómetros y decretó el estado de emergencia zoosanitaria por 60 días.
Intenta, de esa manera, contener los efectos sanitarios y comerciales del brote.
Mercados divididos
China, principal comprador de pollo brasileño, decidió bloquear las importaciones durante dos meses. Mientras, la Unión Europea y Argentina aplicaron restricciones a todo el país. En tanto, Chile, México y Uruguay también interrumpieron los envíos provenientes del gigante sudamericano.
Algunos países como Japón, Arabia Saudita, Filipinas y Emiratos Árabes Unidos optaron por restricciones parciales. Reconocen el principio de regionalización sanitaria establecido por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), lo que permite seguir importando desde regiones no afectadas.
Según la Asociación Brasileña de Proteína Animal, los mercados perdidos representaron en 2024 el 26% del total de exportaciones brasileñas de pollo y huevos. Eso equivale a unos 2.200 millones de dólares. Chile, en particular, representaba el 3% del total.
Golpe para la industria avícola
El Ministerio de Agricultura de Brasil subrayó que el consumo de pollo y huevos continúa siendo seguro, pues el virus no se transmite por alimentos.
Sin embargo, la preocupación sanitaria global y el cierre de mercados estratégicos representan un desafío inmediato para el sector. Especialmente en Río Grande do Sul, uno de los principales centros productivos del país, duramente golpeado además por inundaciones el año pasado.
La dependencia del comercio exterior y la magnitud del brote obligan al país a reforzar sus sistemas de bioseguridad. Y a buscar preservar la confianza internacional para evitar pérdidas mayores en una industria primordial para su economía.