Salas firmó su epitafio en Colo Colo

El “Cacique” sumó su cuarta derrota consecutiva y se hunde dramáticamente en la tabla. Curicó Unido superó de punta a cabo por 1-0 a un equipo que no puede jugar peor al fútbol.

Por Eduardo Bruna

El desastre albo en Curicó fue tan evidente, lamentable y contundente, que no hay que ser adivino para suponer que esta derrota, la cuarta consecutiva, esta vez a manos de un Curicó Unido que se quedó con todos los merecimientos con los puntos, tras superar al “Cacique” por 1-0, traerá consecuencias: lo cierto es que este Colo Colo versión 2020 no puede quedarse observando impávido cómo se hunde el equipo, al punto que lo más esperable y lógico es que el técnico Mario Salas sea cesado de su cargo, poniendo fin a un ciclo que ha sabido mucho más de frustraciones que de éxitos.

En el fútbol la posibilidad de perder, por cierto, siempre estará latente. Es una de las tres alternativas que se ponen en juego cuando comienza a rodar la pelota, más allá de la historia y el cartel que arrastre cada uno de los contendientes. Pero una cosa es perder jugando bien, poniendo en la cancha lo que hay que poner, y otra muy distinta es caer sin pena ni gloria, es decir jugando a nada, frente a un cuadro que, más allá de su interesante campaña, no pasa de ser un elenco más que modesto de una competencia de las más modestas del continente, como la chilena.

Convengamos que Colo Colo carece de jugadores de nivel, salvo unas pocas excepciones. Sin embargo, aún con lo poco que tiene es inconcebible jugar tan mal al fútbol como lo viene haciendo este cuadro de Salas, que sólo obtuvo la Copa Chile por una concatenación de factores, pero sin mostrar jamás un juego que entusiasmara y augurara tiempos mejores con el correr de las fechas del campeonato.

Y frente a un Colo Colo tan discretito, tan poquita cosa, Curicó Unido pareció por momentos un equipazo. Es que hubo tal abismal diferencia de recursos, de virtudes y hasta de ímpetu que, mientras el cuadro dueño de casa se fue al descanso registrando al menos tres posibilidades de gol claras, el “Cacique” terminó los primeros 45 minutos dando lástima y sin siquiera haber probado al meta curicano Garcés con un tiro directo. No es una exageración: el apodado “Halcón” recién fue mostrado por las cámaras cuando, en el minuto 39, por esas cosas del fútbol y de la vida, Colo Colo tuvo a favor su primer tiro de esquina.

Marcando a Colo Colo desde su salida, corriendo a cada pelota como si fuera la última, imponiendo en todos los sectores de la cancha superioridad numérica y marcando con estrictez, Curicó reducía al equipo de Salas a la mínima expresión. Y cuando recuperaba el balón -a cada rato porque el “Cacique” ni siquiera podía tenerla-, había un despliegue notable a la búsqueda de espacios, de modo de contar siempre con dos o tres alternativas de pase.

Durante ese primer tiempo, Colo Colo fue a ratos zarandeado. ¿Qué otra cosa puede esperarse de un equipo incapaz de hacer tres pases seguidos, como no fuera cuando los del fondo empezaban a tocar entre ellos viendo que no había ninguna alternativa de pase? Convengamos que la cancha del estadio La Granja es un desastre y una vergüenza, que es un terreno impropio para un fútbol de primera división, pero en esa “chacra” los jugadores curicanos lo más bien que se las arreglaban para prosperar, combinar y mostrar una fluidez que en el rival no se veía por ninguna parte.

Está dicho: nadie podría haber objetado que, terminada la primera etapa, Curicó Unido se hubiese ido al descanso con dos goles de ventaja. 

El desastre albo era evidente para todos, menos al parecer para Mario Salas, que salió a afrontar la última parte con la misma alineación que había dado pena. ¿Cuál es la señal ineludible que se da en casos como ese? Que el director técnico está conforme con lo que viene haciendo el equipo. ¿Qué no hay en la banca elementos capaces de mejorar aunque sea un poco el bodrio que se está cocinando a fuego lento? Viendo el plantel albo, es lo más probable. Pero en ese caso, ¿de quién es la culpa, Mario Salas? Absolutamente tuya. Por creer en caballos cojos. ¿O vamos a concluir en que la culpa es de Mosa, Marcelo Espina o Harold Mayne Nicholls?

Con la misma alineación de chiste, salió Colo Colo al segundo tiempo. Y tal como aconteciera frente a Universidad Caatólica, la fecha pasada, así le fue. Corrían apenas tres minutos cuando Castro se llevó con un chancho al hombro a Véjar y su centro fue conectado en la boca del arco por Vera, que le ganó con toda claridad a uno que pierde siempre: De la Fuente. Su cierre, por detrás del jugador y sin ponerle ninguna clase de obstáculos, fue como para llorar a gritos.

Para colmo, cuando el “Cacique” todavía no alcanzaba a sacudirse de este cachetazo, Carmona, que de un tiempo a esta parte está pegando mucho más de lo que juega, se ganó la segunda amarilla que significó su tempranera partida a los vestuarios. ¿Ý qué hizo Salas? Sacó a Mouche para incluir a Fuentes. Convengamos que Mouche había sido una nulidad total, como el resto de sus compañeros por lo demás, pero si vas perdiendo sólo queda jugártela. ¿Por qué no sacar entonces a cualquiera de los laterales y quedar con línea de tres? ¿Cuál es la señal que da un técnico que va perdiendo y decide un cambio como ese?

La inopia alba fue tanta, que la posibilidad más clara de gol surgió de una burrada de Garcés, que canchereando la bajó de pecho, pero al rechazar la pegó el pelotazo a Blandi y Valencia casi llega a cazar ese fortuito rebote. Eso, más unos pocos centros “a la guerra”, a lo que saliera, fue toda la producción ofensiva de un Colo Colo que se hunde irremediablemente en la tabla.

Lo peor es que, cuando se tiene un equipo de pataduras más un director técnico claramente confundido, y claramente incapaz de sacar esto a flote, la única solución viable para intentar algo es darle el sobre azul al entrenador, porque los malos son demasiados y sin plantel tampoco te puedes quedar.

Horas agitadas se vienen en el ”Cacique”. Es imposible caer más bajo y jugar peor. Con la Copa Libertadores en el horizonte, el desastroso presente albo no admite ningún tipo de dilaciones, porque los papelones a protagonizar en ese evento son toda una crónica de un papelón anunciado.

PORMENORES

Campeonato Nacional. Partido válido por la quinta fecha.

Estadio: “La Granja”, de Curicó.

Público: 7 mil espectadores, aproximadamente.

Arbitro: José Cabero.

CURICO UNIDO: Garcés; Buss, Bechtholdt, Rojas, Ibacache; Parra, Godoy, M. Cortés (88’ Corral), Espinosa (71’ Oyarzo); Castro (73’ Jaime), Vera.

COLO COLO: B. Cortés; Véjar (76’ Parraguez), Campos, Insaurralde, De la Fuente; Carmona, Valencia, Suazo (54 Fernández); Bolados, Blandi y Mouche (58’ Fuentes).

GOL: Vera, a los 48 minutos.

Tarjetas amarillas: en Curicó Unido, Espinosa y Oyarzo; en Colo Colo, Insaurralde, De la Fuente y Carmona.

Expulsado: Carmona, de Colo Colo, a los 54’, por doble amarilla.