Tabárez: un maestro y un señor a cargo de la eterna Celeste

En la víspera del comienzo de las Clasificatorias rumbo a Qatar, La Roja deberá extremar recursos para salir indemne del Centenario. La larga permanencia del profesor a cargo de la Selección Uruguaya es un ejemplo que no estaría mal imitar por parte de nuestro fútbol.

Por GERARDO SILVA 

Óscar Washington Tabárez es toda una institución en el fútbol uruguayo. Durante muchísimo tiempo ha dirigido los destinos de la Celeste, luego de haber conquistado la Copa Libertadores.

Fue también campeón de América a nivel de selecciones con el equipo «charrúa». Es decir, logró los dos máximos torneos continentales y además, como si fuera poco, participó ya de cuatro Mundiales con su país. Todo un récord a nivel mundial, una cantidad enorme de partidos dirigidos  -184 para ser exactos-, y 14 años a cargo del combinado oriental. 

Tampoco podemos olvidar que en 2016 fue galardonado como el mejor director técnico de América. Con 73 años a cuestas y un reconocimiento a toda prueba por parte de la Federación Uruguaya de Fútbol, de sus colegas entrenadores a través del mundo, y principalmente de sus dirigidos, ha demostrado una capacidad enorme para manejar el camarín y situaciones difíciles y complejas.

Recordemos que este entrenador ha asistido a los mundiales clasificando de manera directa y también en alguna oportunidad teniendo que luchar por una clasificación indirecta -el famoso repechaje- y siempre logró el objetivo de llegar con su selección a la cita máxima.

Si bien es cierto la selección uruguaya de fútbol tiene un estilo y un estigma respecto de su forma de jugar al fútbol y de obtener sus resultados (a la uruguaya y en el minuto 90), todos debemos reconocer que el profesor Tabárez durante un largo tiempo ha demostrado que no sólo es cuestión de la garra “charrúa”, sino que también de la disciplina táctica y un estilo marcado de conducción que mantienen en lo más alto a su selección. 

Asiste con frecuencia  y regularidad a la máxima justa mundial. Este hombre posee el conocimiento al dedillo de cada uno de sus convocados. Ha tenido  la capacidad de mantener por un largo tiempo a jugadores emblemáticos, prolongando sus carreras y estrujando al máximo sus rendimientos basado en su experiencia y trato, apoyándoles con el liderazgo adecuado y el consejo oportuno.

Tabárez ofrece un liderazgo con cercanía emocional y estricta disciplina. En reiteradas ocasiones hemos sido testigos que, a pesar de sus dificultades para movilizarse, se las arregla para hacer sentir su presencia al borde del campo de juego. De lo contrario, son sus propios jugadores que, ofreciendo un respeto máximo a la figura de su entrenador,  acuden presurosos hacia él por una instrucción o un buen consejo.

AFP Photo / Miguel Rojo

Definitivamente, el “Maestro» se ha ganado con creces el respeto de todo el mundo. Durante este largo proceso, Óscar Washington Tabárez ha tenido la capacidad de sacar el máximo de rendimiento a las individualidades, convirtiéndolas en un colectivo potente y trascendente, de jerarquía. Su dirección técnica es prenda de garantía, ha soportado la crítica, porque él no escapa a la regla. Como todo entrenador de fútbol, sufre, pero, sin embargo, ha tenido la capacidad, la fortaleza mental y la inteligencia emocional para manejar todo este tipo de vicisitudes y ha salido adelante en cada uno de los difíciles momentos que le ha tocado vivir.

Nos ha dado una lección de cómo de manera natural su selección ha encontrado el recambio justo y necesario para cada uno de sus referentes más connotados. Ha sabido dosificar y reemplazar en el momento oportuno, pasando casi inadvertido el cambio generacional.

Para mi gusto, lo ha hecho de manera notable.

De jugadores podríamos destacar un montón, pero creo que en esta oportunidad no se hace necesario. El proceso largo, sostenido y respaldado durante tanto tiempo, habla por sí solo. Se trata de un hombre franco, directo, referente en su país, que se atreve hasta tocar temas de carácter social y político, pero con sabiduría y en beneficio de su gente, con la humildad que le caracteriza.

El sabe que tiene autoridad y el derecho a expresarse. 

Como dije, en los próximos días tendremos que enfrentar al seleccionado uruguayo, y nada menos que dirigido por este señor, que tantos merecimientos tiene. Seguramente, y con lo que tenga disponible, nos hará frente de la mejor manera. Tendremos que esforzarnos y mostrar el mejor nivel individual y colectivo para traernos estos primeros tres puntos.

Ahora bien, y sólo a modo de reflexión: ¿Será posible que algún día los chilenos tengamos la capacidad de respetar a nuestros directores técnicos? ¿Otorgarles las facilidades y el tiempo para que realicen un trabajo similar al uruguayo?. ¿Qué es lo que nos falta?

Querernos más, quizás. Buscar una identidad, potenciar la figura de un líder, o definitivamente continuaremos improvisando y celebrando esporádicos triunfos y criticándonos los unos a los otros toda la vida. Qué sé yo, tantas interrogantes que ojalá pudiéramos dilucidar por el bien de nuestro querido fútbol chileno y las próximas generaciones. 

Por ahora, lo del “Maestro” Tabárez y la selección uruguaya parece ser un lindo ejemplo.